VIII
Algunos diarios, especialmente "La Patria", que se publicaba en Rosario, hicieron con motivo de estos desgraciados sucesos, una intensa campaña contra el gobernador don Mariano Cabal. No faltaron, tampoco, las reclamaciones de parte de algunos representantes de países extranjeros, dirigidas al Gobierno de la Nación, para que se hicieran efectivas las garantías que las leyes y tratados acordaban a sus súbditos radicados en el país.
El entonces Presidente de la República, D. Domingo Faustino Sarmiento, en una carta confidencial dirigida al gobernador Cabal, dice en una de sus partes que "varios agentes diplomáticos se han acercado al gobierno, insinuando la necesidad de garantir mejor la tranquilidad de las Colonias, y aunque el Gobierno ha apartado esta acción, en su forma oficial, es necesario poder darles satisfacción en los hechos, o al menos en seguridades ofrecidas para el porvenir".
También se elevó una petición al Gobierno Nacional por parte de los colonos, relacionada con estos acontecimientos, petición que fue publicada en diversos diarios. A todo esto hay que agregar que los políticos opositores al gobierno provincial, tuvieron en esas circunstancias abundante materia para explotar los hechos en beneficio de sus fines partidarios.
La cuestión adquirió importancia y llegó a colocar al gobernador Cabal en una situación bastante molesta, por cierto. El mismo Sarmiento, a la sazón Presidente de la República, como se ha dicho ya, llegó a preocuparse seriamente de ese movimiento adverso al gobierno y decidió tomar cartas en el asunto. Primeramente creyó oportuno apelar a la vía confidencial y en ese sentido dirigió al señor Cabal la nota fechada el 18 de noviembre de 1869 y por la que se revela que el primer mandatario se sentía afectado por el cariz que tomaban los acontecimientos en esta Provincia.
Dice Sarmiento, en su carta citada: "Mi estimado señor gobernador: El regreso a esa del señor Martínez y los informes que por él y por el señor Iriondo he tenido sobre esa provincia, me inducen a dirigirme a V.E. confidencialmente con el objeto de excitar su celo a fin de alejar hasta el pretexto de quejas".
"Ha debido V.E. leer en los diarios la petición de los colonos, dirigida al Gobierno Nacional, denunciando males que requieren pronto remedio".
"Hace tiempo que me llama la atención la situación excepcional de los que permanecen por siempre extranjeros en nuestro país. Cuando forman sociedad regular como en las llamadas colonias, su situación es más extraña todavía. Poseen la tierra, son familia, población, villa o ciudad, y sin embargo, no son argentinos, ni extranjeros, propiamente hablando, por que una Colonia de aquellas no está dependiendo de Nación alguna".
"Esta anomalía -prosigue- que nace de nuestras imprevisoras leyes, trae otras en la práctica. La petición a que aludo lo demuestra. Extranjeros, emiten en virtud del derecho de petición, opiniones que pueden reputarse hostiles al gobierno político de una provincia; y no sería ni impropio ni imposible que dados ciertos antecedentes, como el desgraciado asesinato de una familia, los agitadores políticos explotasen el descontento consiguiente".
Sostiene luego Sarmiento, que una anomalía debe desaparecer y es la proximidad de indios a las colonias agrícolas constituídas a base de colonos extranjeros.
Después de algunas recomendaciones oportunas, la carta termina así: "Creo conocer los resortes que mueven para comprometer su gobierno, y V.E. convendrá que confirmados en su mal espíritu los colonos, tendrán un elemento más de pugna. Hacen creer que los indios del Sauce son un instrumento de política y la prudencia aconseja romper esa arma que tantas antipatías suscita".
Eso de que los indios de "El Sauce" eran utulizados para fines políticos, es una afirmación que hacían los opositores al gobierno de Cabal. Posiblemente aludían a los hechos producidos en Santa Fe el 22 de diciembre de 1867. El movimiento revolucionario de aquella fecha fue dirigido por los coroneles José Rodríguez y Nicolás Denis, este último al mando de los indios de "El Sauce". Como se sabe, a consecuencia de estos acontecimientos, el gobernador Nicasio Oroño se vio precisado a renunciar y en virtud del convenio firmado por los jefes revolucionarios y los oroñistas, quedaba a cargo del gobierno el señor Cullen.
El entonces Presidente de la República, D. Domingo Faustino Sarmiento, en una carta confidencial dirigida al gobernador Cabal, dice en una de sus partes que "varios agentes diplomáticos se han acercado al gobierno, insinuando la necesidad de garantir mejor la tranquilidad de las Colonias, y aunque el Gobierno ha apartado esta acción, en su forma oficial, es necesario poder darles satisfacción en los hechos, o al menos en seguridades ofrecidas para el porvenir".
También se elevó una petición al Gobierno Nacional por parte de los colonos, relacionada con estos acontecimientos, petición que fue publicada en diversos diarios. A todo esto hay que agregar que los políticos opositores al gobierno provincial, tuvieron en esas circunstancias abundante materia para explotar los hechos en beneficio de sus fines partidarios.
La cuestión adquirió importancia y llegó a colocar al gobernador Cabal en una situación bastante molesta, por cierto. El mismo Sarmiento, a la sazón Presidente de la República, como se ha dicho ya, llegó a preocuparse seriamente de ese movimiento adverso al gobierno y decidió tomar cartas en el asunto. Primeramente creyó oportuno apelar a la vía confidencial y en ese sentido dirigió al señor Cabal la nota fechada el 18 de noviembre de 1869 y por la que se revela que el primer mandatario se sentía afectado por el cariz que tomaban los acontecimientos en esta Provincia.
Dice Sarmiento, en su carta citada: "Mi estimado señor gobernador: El regreso a esa del señor Martínez y los informes que por él y por el señor Iriondo he tenido sobre esa provincia, me inducen a dirigirme a V.E. confidencialmente con el objeto de excitar su celo a fin de alejar hasta el pretexto de quejas".
"Ha debido V.E. leer en los diarios la petición de los colonos, dirigida al Gobierno Nacional, denunciando males que requieren pronto remedio".
"Hace tiempo que me llama la atención la situación excepcional de los que permanecen por siempre extranjeros en nuestro país. Cuando forman sociedad regular como en las llamadas colonias, su situación es más extraña todavía. Poseen la tierra, son familia, población, villa o ciudad, y sin embargo, no son argentinos, ni extranjeros, propiamente hablando, por que una Colonia de aquellas no está dependiendo de Nación alguna".
"Esta anomalía -prosigue- que nace de nuestras imprevisoras leyes, trae otras en la práctica. La petición a que aludo lo demuestra. Extranjeros, emiten en virtud del derecho de petición, opiniones que pueden reputarse hostiles al gobierno político de una provincia; y no sería ni impropio ni imposible que dados ciertos antecedentes, como el desgraciado asesinato de una familia, los agitadores políticos explotasen el descontento consiguiente".
Sostiene luego Sarmiento, que una anomalía debe desaparecer y es la proximidad de indios a las colonias agrícolas constituídas a base de colonos extranjeros.
Después de algunas recomendaciones oportunas, la carta termina así: "Creo conocer los resortes que mueven para comprometer su gobierno, y V.E. convendrá que confirmados en su mal espíritu los colonos, tendrán un elemento más de pugna. Hacen creer que los indios del Sauce son un instrumento de política y la prudencia aconseja romper esa arma que tantas antipatías suscita".
Eso de que los indios de "El Sauce" eran utulizados para fines políticos, es una afirmación que hacían los opositores al gobierno de Cabal. Posiblemente aludían a los hechos producidos en Santa Fe el 22 de diciembre de 1867. El movimiento revolucionario de aquella fecha fue dirigido por los coroneles José Rodríguez y Nicolás Denis, este último al mando de los indios de "El Sauce". Como se sabe, a consecuencia de estos acontecimientos, el gobernador Nicasio Oroño se vio precisado a renunciar y en virtud del convenio firmado por los jefes revolucionarios y los oroñistas, quedaba a cargo del gobierno el señor Cullen.
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