"Hay que darse por satisfecho si después de todo se consigue por fin que entre a servir, que ya es mucho ambicionar. No es raro que a los dos meses, si es que llega a tanto, cuando ya le habeis soportado un chico de pechos, y mantenido otro más grandecito que come más que un sabañón, cuando ya os ha hecho todos los destrozos imaginables y agotado vuestra paciencia, se marche dejandoos el eco de su furioso paso por vuestra residencia donde la vajilla sufrió catástrofes sin cuento ...
Como último recurso les queda todavía a las expertas dueñas de casa, el hotel de inmigrantes, donde al menos hay la esperanza de hallarlas ajenas al ambiente aunque poco tiempo necesitan para que éstas se pongan a la par.
Caras y caretas 1905 8(353)
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