Los carreros de Chicago, declarados en huelga, han tenido verdaderamente bajo el imperio del terror a la ciudad durante varios días.
El gobernador de Illinois se vio en el caso de reclamar el auxilio de las tropas.
Chicago parecía una ciudad en días de revolución; las señoras y los niños no osaban aparecer en las calles por temor de recibir alguna bala.
En el transcurso de los desordenes provocados por los huelguistas, 8 personas fueron muertas y 68 heridas por una explosión de dinamita; la policía se encontró obligada a resistir a una multitud furiosa, siendo principalmente atacada mientras protegía un convoy; refuerzos inmediatamente solicitados lograron restablecer el orden, efectuandose numerosos arrestos.
Un bomba fue arrojada contra un coche de la "Express Company" de los Estados Unidos, que la policía escoltaba.
Una considerable muchedumbre de huelguistas seguía el carruaje tirándole botellas, piedras y otros proyectiles ad hoc, viéndose la policía en el caso de hacer frecuente uso de la fuerza.
En cierto momento el coche tuvo que detenerse para dejar pasar un tranvía, circunstancia que aprovecharon los habitantes de las casas próximas para bombardear a los huelguistas con proyectiles de toda clase. Cacharros, ceniza, trozos de muebles caían de todas partes. Fue entonces que se produjo la explosión.
Fuente: Caras y caretas 1905 8(351)
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