sábado, 14 de junio de 2014

El Colegio Nacional de Buenos Aires


El histórico colegio convictorio de San Carlos, aquel que fundara el virrey Vertiz en 1783, con los bienes quitados a los jesuitas, los viejos claustros por donde tantas generaciones han pasado desde los últimos años de la dominación española, hasta nuestros días; el Colegio Nacional de la calle Bolivar, remozado durante la presidencia del general Mitre, va a ser parcialmente derribado, para que se construya de acuerdo con la arquitectura moderna, unliceo que responda a las exigencias y a los progresos de nuestra enseñanza secundaria. Todo el frente que da a la calle Bolivar, perderá su aspecto arcaico; los claustros estrechos y húmedos, agrandados, higienizados, remozados sobre sus propios cimientos, llevaran una racha de juventud a ese edificio tan característico y tan lleno de recuerdos para varias generaciones de argentinos que han desfilado por sus aulas bulliciosas.




Los jóvenes de ayer que durante el rectorado de Jacques, fueron protagonistas de las escenas de la Juvenilia de Cané; los hombres que hoy contribuyen al engrandecimiento de la república, después de haber nutrido su inteligencia en las clases de José Manuel Estrada, Berg, Bahia, Kyle, etc. han de contemplar con cierta melancolía, llena de recuerdos juveniles la transformación de aquel recinto que fue teatro de las escenas mas inolvidables de la vida del estudiante.
 

El gabinete de física, el aula Estrada, el patio de arena, la cancha de pelota, el anfiteatro de química, perderán sus bóvedas, sus ventanas de curvas audaces, el espesor de sus muros de fortaleza. El espíritu nuevo, va a sentar sus reales en el Colegio Nacional, no tan solo en lo que al contenido intelectual se refiere, sino que también en lo que atañe al continente donde van a actuar las nuevas generaciones y los nuevos profesores.


El "encierro" olvidado desde el rectorado de Estrada, la vieja biblioteca, la sala de profesores, las ventanas con sus barrotes de cárcel, el campanario, todo va a caer bajo la piqueta del obrero para erigir otras aulas, otros gabinetes, mas de acuerdo con la higiene y el método pedagógico moderno.


El nuevo Colegio Nacional, sin perder el sello de su tradición, sin borrar su historia, va a ofrecer a la juventud estudiosa, un recinto de primer orden que sea lazo de unión entre el pasado argentino y los adelantos actuales de nuestra cultura.










Fuente: Caras y caretas 1905 8(351)

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