"El movimiento subversivo se inició a las 3 de la mañana del sábado, con el ataque a las comisarías 2, 3, 14, 16, 17 y 27, fue rápidamente reprimido por las escasas fuerzas gubernistas que acudieron desde el primer momento. Las comisarías que cayeron en poder de los revoltosos fueron recuperadas en seguida por fuerzas del cuerpo de bomberos, teniéndose que lamentar la muerte del oficial de la 2º Daniel Blas, asesinado en la puerta de la comisaría.
Asesinado decimos, y para ello nos basamos en los datos suministrados en la misma policía, y según los cuales se tiene y a conocimiento de la persona que tan a mansalva tronchó una vida útil.
En el combate que se inició para recuperar el local de la 14º caída en poder de los revolucionarios que capitaneaba el cabecilla de San Telmo, señor Lozano, resultaron veinte heridos y dos nuertos. Desde algunos cantones instalados en las azoteas de Bolívar y Brasil se hizo un fuego nutrido contra los bomberos, logrando éstos dominar por completo las manzanas que rodean la comisaría 14º.
El cantón de las calles Bolívar y Cochabamba fue tomado por un piquete de bomberos, al mando del teniente Antonino Piciochi.
La casa de gobierno fue custodiada por dos cuerpos de marinería y fuerzas del 9 de caballería al mando del teniente de navío Oliveira Cézar. En la esplanada que da frente a la calle Rivadavia se instalaron dos piezas de artillería.
Desde las primeras horas de la mañana empezaron a llegar presos al departamento de policía.
Los empleados de la comisaría de investigaciones, amparados por la ley marcial que se decretó al instante, hicieron una serie de allanamientos, encontrando un regular número de armas y boinas coloradas que fueron a parar con sus dueños en la cárcel. El comisario Rossi, auxiliado por el subcomisario Sarrieta y empleados Viancarlos, Maldonado, Calandra y Supervielle, puede decirse que sofocaron la revolución con los allanamientos y prisiones efectuadas.
No hace mucho tiempo adelantamos, como supuesto, en Caras y caretas, con el título de "Las alarmas" algo de lo que, fatalmente, se ha confirmado. En aquella nota, dabamos el frente de una casa de la calle Brasil entre Buen Orden y Lima, donde se suponía que celebraban sus reuniones los conspiradores, y lo primero que vimos el día de la revuelta fue a un vigilante custodiando, mauser en ristre, la puerta de esa casa, que pertenece al señor Hipólito Irigoyen.
El ministro de la guerra, general Godoy, que tuvo conocimiento de la conspiración que se tramaba, a las 11 de la noche del viernes, pasó en seguida al arsenal de guerra, dejando allí al general Smith, jefe del estado mayor, cuando se trasladó a la casa de gobierno para asistir al consejo de minisros que se celebró a las 6 de la mañana. El ministro Martín acudió al arsenal de marina y el ministro del interior al departamento de policía, para conferenciar con el coronel Fraga que había concentrado allí las fuerzas policiales de la capital.
Un grupo numeroso de conjurados que estaban comprometidos para apoderarse del arsenal, fue tomado en la forma más inocente, revoltoso por revoltoso, repitiéndoseles al oído el propio santo y seña ...
Los primeros decretos que se dictaron fueron para convocar las reservas del ejército y establecer la ley marcial por treinta días en el territorio de la república.
Todos los oficiales francos se presentaron enseguida en la casa de gobierno. El general Riccheri se trasladó desde Adrogué en una locomotora, conferenciando con el general Godoy. Los salones de la presidencia eran pequeños para contener la afluencia de senadores, diputados y funcionarios públicos que acudieron a ofrecer sus servicios al presidente de la república. El comandante Villarruel, al frente del regimiento 2º de caballería, se situó a lo largo de la calle 25 de Mayo.
El capitán Prato y el teniente Powers, que se dirigían sobre Buenos Aires con 66 hombres del 9º de caballería, se vieron de pronto suplantados en el mando por el sargento Gómez, quien advirtió a los soldados que se les traía para la revolución que debía estallar en la capital. Este sargento se presentó con las fuerzas en el arsenal de guerra, desapareciendo los dos oficiales que mandaban antes el piquete.
Los detenidos por creérceles complicados de esta conspiración, fueron remitidos, en calidad de presos, abordo del transporte "Santa Cruz".
Pasado el primer momento que produjo, como era natural, un estado de indecisión y alarma en la población, las cosas volvieron a normalizarse en pocas horas, el tráfico se restableció, cruzaron los tranvías todas las calles como habitualmente, los hombres de negocios continuaron sus tareas y al día siguiente no quedaba de la asonada, sino un sentimiento de reprobación.
Los muertos y heridos
Los jefes de las fuerzas del gobierno
Los presos por los revolucionarios
Los presos por el gobierno
Fuente: Caras y caretas 1905 8(332)
1 comentario:
Brillante contribución.
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