El Directorio del Banco Hipotecario se vio sorprendido por la aparición de un número de cupones que habían vuelto a ser pagados por la institución. Dicho directorio inició una investigación para descubrir cómo fue llavada a cabo esta estafa.
El robo llegó a realizarse unicamente en el acto del recuento de los cupones ya pagados, momentos antes de ser llevados a la quema; precisamente durante la operación en que mayor vigilancia y revisación ejerce la presencia del directorio y personal superior del Banco.
Se explica que haya sido en esos momentos a pesar de la vigilancia, de las puertas cerradas y de la escrupulosa fiscalización, debido tan sólo, en primer lugar, a figurar como autores empleados del Banco, en los que es preciso depositar cierto grado de confianza, y luego, al insignificante volumen que ocupan los cupones, cuyos paquetitos de cien pueden ser escondidos con suma facilidad.
Fuente: Caras y caretas 1904 7(324)
Ilustrador: Giménez
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