El doctor Quintana puede vanagloriarse de tener en su puerta a un nápoles más crego lío que tu cardo, y sólo por amor al patrón, y para dignificar su morada lustra los bronces con guantes y maneja la escoba como manejaría un Goula la batuta. Además desde que el doctor se ha hecho cargo de la presidencia, riega todos los días el vestíbulo con opoponax.
Fuente: Caras y caretas 1904 7(319)
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