viernes, 2 de diciembre de 2011

La Tulivieja


Las conversaciones acerca de la Tulivieja, la vieja india, comienzan, generalmente, con un "dicen"; como para evitar toda responsabilidad personal de las discrepancias. Dicen que era una mujer, que era casada, otros que era soltera, otros que era monja. Todos concuerdan, sin embargo, en que es mala y fea. Es un espíritu malo que adopta diversas formas: animales varios, bultos e incluso un impermeable. Es fea: su cara como un colador, porque los pájaros le picaban de noche. Tiene enormes pechos y un pelo largo que cubre su cara y le llega a la cintura. La imaginación popular le asigna un pie de gallo y otro de niño, apuntando uno de ellos hacia atrás. Hace ruidos malos, especialmente de noche en las quebradas. 
Su crimen fue abortar, o ahogar o, al menos, abandonar en una quebrada a su hijo no bautizado. La mayoría opina que su hijo, Ramoncito (o Marcos), era ilegítimo. No dijo nada a nadie sobre su preñez ni sobre el pecado de aborto o de abandono. Al ir a confesarse, el sacerdote le impuso como condición para ser absuelta encontrar a su hijo, y caso de no lograrlo, quedaría maldita, convirtiéndose en Tulivieja. Otros dicen que fue el mismo Cristo quien la maldijo: "¡Sal de aquí, maldita!" (Esta maldición es sorprendentemente parecida al exorcismo del ritmo del bautismo) Bajo los efectos de la maldición, continúa vagando de quebrada en quebrada llorando y buscando a su hijo sin bautizar.
No habiendo encontrado a su hijo, ahora persigue a las mujeres encinta y a los niños sin bautizar, especialmente cuando lloran. Frecuenta las quebradas.
La leyenda de la Tulivieja actúa como un sero recordatorio a todos los padres de que deben bautizar a sus hijos.
Esta leyenda fue obtenida en el distrito de Veraguas, Panamá. Obsérvese las diferencias de detelle en un relato de la leyenda correspondiente a la vecina provincia de Chiriqui:
La Tulivieja, según la tradición, es un esp´ritu que encarnó en una bellísima moza. Esta, de sus amores con un jóven pueblerino, tuvo un hijo. Para tapar su deshonra, ahogó al niño en un río. Entonces, Dios, furioso por su maldad, la castigó; la convirtió en una horrenda monstrua que tenía por cara un colador, un cuerpo de gato, con garras en vez de manos y con patas de caballo; y la condenó a buscar y llorar a su hijo por todas partes y para siempre.
Richard N. Adams, en Cultural Surveys of Panama, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Honduras relata la leyenda como sigue: La Tulivieja de cabellos desgreñados y pies virados hacia atrás, pasa por ser una mujer que tuvo que dar a luz durante un baile; mató al hijo para poder volver al baile que había interrumpido por el parto. Después, encontrándose sin hijos, le pesó el crimen y quiso deshacerlo, porque no podía entrar en el cielo, pero sus pies estaban vueltos hacia atrás y la llevaban siempre hacia el lugar del crimen, y se le pregunta: "¿Te pesa?" El resultado es que anda deseando llevarse los niños de otra gente.

Fuente: Plasker, R. Ritos y creencias populares relacionados con el sacramento del bautismo. En América indígena 1969 29(2)



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