En el Desierto, la alimentación provenía esencialmente de los ganados vacuno, ovino y caballar. El asado de yegua era considerado excelente para los tísicos, y el doctor Macías, un abogado que residió varios años entre los ranqueles, refirió a Lucio V. Mansilla que estos indígenas la consumían en abundancia, razón por la cual, a su criterio, parecían inmunes a cualquier proceso fímico (1).
Entre ciertos grupos étnicos, la tuberculosis hizo estragos. En 1882, una epidemia diezmó a la población aborígen de Ushuaia y se estima que fue condicionada por la virginidad del terreno, es decir, la existencia de un pueblo que nunca se había expuesto a la contaminación, ofreciendo, por consiguiente, alta susceptibilidad mórbida. Es admisible que la fuente infectante original residía en algunos miembros de la Misión Anglicana, enfermos de tuberculosis pulmonar crónica o de una forma con escasa sintomatología clínica.
El distinguido tisiólogo Raúl F. Vaccarezza manifestó acerca de la noticia precedente: "La naturaleza tuberculosa de la epidemia que diezmó a la población aborigen de Ushuaia y alrededores en 1882, es incuetionable. Sobran elementos de orden epidemiólogico, clínico, anatómico y bacteriológico para darle acabado fundamento. Los misioneros ingleses atribuyeron la frecuencia de la tisis pulmonar en los fueguinos a la rigurosidad del clima y estimaban que la mortalidad tuberculosa era considerablemente mayor en los naturales que vivían en estado salvaje que en aquellos cobijados en la Misión de Ushuaia. Esta opinión no fue compartida por Paul D.J. Hyades (médico de una expedición francesa destinada al cabo de Hornos) por estar en desacuerdo con sus observaciones. Efectivamente, durante su estada en Bahía Orange no ocurrió ningún caso de tisis mortal; más aún, pudo comporbar en algunos yaganes que habían contraído la enfermedad en Ushuaia, la mejoría del proceso y hasta su aparente curación al retornar aquellos a la vida errante, siempre al aire libre, en sus canoas o en las playas. El sentir de los indios nómadas tampoco coincidía con lo manifestado por los misioneros, pues Hyades les oyó decir más de una vez que para ellos Ushuaia era un cementerio en el que no deseaban residir.
"Con notoria clarividencia, Hyades considera que la causa principal de la tuberculización de los fueguinos ha sido la importación de la enfermedad, es decir, el contagio transmitido en este caso por los europeos, y admite que causas secundarias o favorecedoras, el cambio de los hábitos y costumbres de los salvajes. En efecto, el carácter epidémico que asumió la tuberculosis en los yaganes fue condicionado fundamentalmente por la virginidad del terreno, es decir, de un pueblo que nunca había estado expuesto a esa infección y que, por lo mismo, ofrecía alta susceptibilidad mórbida. Existían, además, circuntancias propicias para la contaminación, derivadas del régimen de vida a que estaban sometidos en Ushuaia, permaneciendo a menudo inactivos y conviviendo en cabañas insuficientemente ventiladas, en ambientes confinados; régimen muy distinto al que antes habían disfrutado o sobrellevado, según quien sea el que juzgue, autóctono o foráneo, salvaje o civilizado. Como equivalente epizoótico de la tuberculización de los fueguinos se podría indicar la que ocurre entre los monos cautivos" (2)
Acerca de la antropología y aspectos médicos del indio de Tierra del Fuego, los trabajos más autorizados provienen del sacerdote alemán Martín Gusinde, quien visitó varias veces aquel territorio, dejando un legado científico de auténtica originalidad.
(1)Lucio V. Mansilla, Una excursión a los indios ranqueles, Buenos Aires, Estrada, 1959, vil. II, pág. 164.
(2) Raúl F. Vaccarezza. "Los indígenas fueguinos y la contagiosidad de la tuberculosis", Boletín de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires, vol. 46, segundo semestre, págs. 445-467, 1968.
Fuente: Guerrino, A. (1984) La medicina en la conquista del desierto.
Entre ciertos grupos étnicos, la tuberculosis hizo estragos. En 1882, una epidemia diezmó a la población aborígen de Ushuaia y se estima que fue condicionada por la virginidad del terreno, es decir, la existencia de un pueblo que nunca se había expuesto a la contaminación, ofreciendo, por consiguiente, alta susceptibilidad mórbida. Es admisible que la fuente infectante original residía en algunos miembros de la Misión Anglicana, enfermos de tuberculosis pulmonar crónica o de una forma con escasa sintomatología clínica.
El distinguido tisiólogo Raúl F. Vaccarezza manifestó acerca de la noticia precedente: "La naturaleza tuberculosa de la epidemia que diezmó a la población aborigen de Ushuaia y alrededores en 1882, es incuetionable. Sobran elementos de orden epidemiólogico, clínico, anatómico y bacteriológico para darle acabado fundamento. Los misioneros ingleses atribuyeron la frecuencia de la tisis pulmonar en los fueguinos a la rigurosidad del clima y estimaban que la mortalidad tuberculosa era considerablemente mayor en los naturales que vivían en estado salvaje que en aquellos cobijados en la Misión de Ushuaia. Esta opinión no fue compartida por Paul D.J. Hyades (médico de una expedición francesa destinada al cabo de Hornos) por estar en desacuerdo con sus observaciones. Efectivamente, durante su estada en Bahía Orange no ocurrió ningún caso de tisis mortal; más aún, pudo comporbar en algunos yaganes que habían contraído la enfermedad en Ushuaia, la mejoría del proceso y hasta su aparente curación al retornar aquellos a la vida errante, siempre al aire libre, en sus canoas o en las playas. El sentir de los indios nómadas tampoco coincidía con lo manifestado por los misioneros, pues Hyades les oyó decir más de una vez que para ellos Ushuaia era un cementerio en el que no deseaban residir.
"Con notoria clarividencia, Hyades considera que la causa principal de la tuberculización de los fueguinos ha sido la importación de la enfermedad, es decir, el contagio transmitido en este caso por los europeos, y admite que causas secundarias o favorecedoras, el cambio de los hábitos y costumbres de los salvajes. En efecto, el carácter epidémico que asumió la tuberculosis en los yaganes fue condicionado fundamentalmente por la virginidad del terreno, es decir, de un pueblo que nunca había estado expuesto a esa infección y que, por lo mismo, ofrecía alta susceptibilidad mórbida. Existían, además, circuntancias propicias para la contaminación, derivadas del régimen de vida a que estaban sometidos en Ushuaia, permaneciendo a menudo inactivos y conviviendo en cabañas insuficientemente ventiladas, en ambientes confinados; régimen muy distinto al que antes habían disfrutado o sobrellevado, según quien sea el que juzgue, autóctono o foráneo, salvaje o civilizado. Como equivalente epizoótico de la tuberculización de los fueguinos se podría indicar la que ocurre entre los monos cautivos" (2)
Acerca de la antropología y aspectos médicos del indio de Tierra del Fuego, los trabajos más autorizados provienen del sacerdote alemán Martín Gusinde, quien visitó varias veces aquel territorio, dejando un legado científico de auténtica originalidad.
(1)Lucio V. Mansilla, Una excursión a los indios ranqueles, Buenos Aires, Estrada, 1959, vil. II, pág. 164.
(2) Raúl F. Vaccarezza. "Los indígenas fueguinos y la contagiosidad de la tuberculosis", Boletín de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires, vol. 46, segundo semestre, págs. 445-467, 1968.
Fuente: Guerrino, A. (1984) La medicina en la conquista del desierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario