Con todo, los cronistas coinciden en que el mayor enemigo era la sed. Si la deficiecia alimentaria de solidos resultaba un hecho grave, lo fue aun mas la falta de agua. El extenso territorio disponia de innumerables lagunas y arroyos, pero saturados de sales minerales. Los abrevaderos, solo conocidos por baqueanos, eran referencias ideales de las travesias, mas la pobreza cartografica transformaba a las marchas en riesgosas aventuras.
El doctor Dupont encontro aguas saladas con alto tenor de azufre y sabor amargo. Segun dicho medico, tenian accion catartica e irritativa sobre la mucosa intestinal. Tambien ocasionaban vomitos y acidez marcada, siendo probable la existencia de ameba coli en las mismas; es de suponer que su consumo acarreaba malestar y cuadros severos de gastroenteritis dificiles de controlar.
Napas con profundidades oscilantes y cauces modificados de una a otra estacion hacian desaparecer los jagueles o manantiales de sus localizaciones habituales. Cuando Levalle entro en territorio sureño, muchos de sus hombres sucumbieron como consecuencia del efecto estiptico de las aguas que bebian. El doctor Zeballos anota en sus cronicas que usualmente los peregrinos del Desierto debian recurrir a la caña del Paraguay y a la esencia del limon para atenuar el desagradable sabor del liqudo elemento en distintas regiones de la provincia de Buenos Aires (1). Seria obvio aclarar que la sed traduce en la conciencia la necesidad de beber y, por lo tanto, origina un tipo especial de hambre con caracteristicas agudas e imperiosas; ha sido probado que la privacion absoluta de agua puede determinar el obito con celeridad, especialmente en los climas torridos. La sed extrema se acompaña generalmente de trastornos nerviosos y mentales graves, hechos reiteradamente verificado (2). Al respecto, son muy interesantes las observaciones y experiencias de Claude Bernard (3), Cannon y otros destacados fisiologos.
Con su habitual clarividencia hubo de escribir el coronel Alvaro Barro "Los inconvenientes a vencer en la travesia desde los puntos de reunion de nuestras fuerzas hasta aquellos en donde han de establecerse y permanecer, pueden reducirse a obstaculos naturales formados por arroyos barrancosos o pantanosos, cuyo allanamiento corresponde a la ingenieria, y a la falta o escasez de agua, que puede remediarse, primero, a favor del conocimiento del pais y a favor del sistema de marcha, para poder calcular el tiempo y emprender en horas convenientes las travesias; segundo, con los recursos de la ciencia para obtener agua perforando la tierra en breve tiempo, como lo han hecho ultimamente las tropas europeas que operaban en los desiertos de Asia y Africa" (4).
(1) Estanislao S. Zeballos Viaje al pais de los araucanos, Buenos Aires, Rosso, 1934, pag. 534
(2) Enciclopedia Salvat de Ciencias Medicas, Barcelona, Salvat, 1961, tomo V, pag. 65.
(3) Claude Bernard hizo hincapie en el origen de la sed, referida a una necesidad general del organismo.
(4) Alvaro Barros, Indios, fronteras y seguridad interior, Buenos Aires, Solar/Hachette, 1975, pag. 220.
Fuente: Gerrino, A. (1984) La medicina en la conquista del desierto.
El doctor Dupont encontro aguas saladas con alto tenor de azufre y sabor amargo. Segun dicho medico, tenian accion catartica e irritativa sobre la mucosa intestinal. Tambien ocasionaban vomitos y acidez marcada, siendo probable la existencia de ameba coli en las mismas; es de suponer que su consumo acarreaba malestar y cuadros severos de gastroenteritis dificiles de controlar.
Napas con profundidades oscilantes y cauces modificados de una a otra estacion hacian desaparecer los jagueles o manantiales de sus localizaciones habituales. Cuando Levalle entro en territorio sureño, muchos de sus hombres sucumbieron como consecuencia del efecto estiptico de las aguas que bebian. El doctor Zeballos anota en sus cronicas que usualmente los peregrinos del Desierto debian recurrir a la caña del Paraguay y a la esencia del limon para atenuar el desagradable sabor del liqudo elemento en distintas regiones de la provincia de Buenos Aires (1). Seria obvio aclarar que la sed traduce en la conciencia la necesidad de beber y, por lo tanto, origina un tipo especial de hambre con caracteristicas agudas e imperiosas; ha sido probado que la privacion absoluta de agua puede determinar el obito con celeridad, especialmente en los climas torridos. La sed extrema se acompaña generalmente de trastornos nerviosos y mentales graves, hechos reiteradamente verificado (2). Al respecto, son muy interesantes las observaciones y experiencias de Claude Bernard (3), Cannon y otros destacados fisiologos.
Con su habitual clarividencia hubo de escribir el coronel Alvaro Barro "Los inconvenientes a vencer en la travesia desde los puntos de reunion de nuestras fuerzas hasta aquellos en donde han de establecerse y permanecer, pueden reducirse a obstaculos naturales formados por arroyos barrancosos o pantanosos, cuyo allanamiento corresponde a la ingenieria, y a la falta o escasez de agua, que puede remediarse, primero, a favor del conocimiento del pais y a favor del sistema de marcha, para poder calcular el tiempo y emprender en horas convenientes las travesias; segundo, con los recursos de la ciencia para obtener agua perforando la tierra en breve tiempo, como lo han hecho ultimamente las tropas europeas que operaban en los desiertos de Asia y Africa" (4).
(1) Estanislao S. Zeballos Viaje al pais de los araucanos, Buenos Aires, Rosso, 1934, pag. 534
(2) Enciclopedia Salvat de Ciencias Medicas, Barcelona, Salvat, 1961, tomo V, pag. 65.
(3) Claude Bernard hizo hincapie en el origen de la sed, referida a una necesidad general del organismo.
(4) Alvaro Barros, Indios, fronteras y seguridad interior, Buenos Aires, Solar/Hachette, 1975, pag. 220.
Fuente: Gerrino, A. (1984) La medicina en la conquista del desierto.
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