miércoles, 17 de agosto de 2011

La medicina en la Conquista del Desierto

Es notorio que esta campaña se llevó a cabo sin mayores prevenciones, pues apenas se le dio orden a la comisión médica del Hospital Militar para confeccionar los botiquines que debía llevar al contigente. La organización sanitaria no tuvo la jerarquía que adquirió en los ejércitos de San Martín, y la dotación de remedios resultó insuficiente en reiteradas ocasiones.
Estas circunstancias gravitaron fundamentalmente en el giro de las operaciones, y precisamente el doctor Benjamín Dupont fue el visionario en aquella emergencia, tratando de interesar al gobierno sobre esa vital problemática.
Roca -el Néstor de la pampa bárbara- no llegó a intuir que su peor enemigo sería la naturaleza. Las asimetrías térmicas insólitas, la sostenida agresividad cólica y los guadalosos terrenos ofrecieron el mayor obstáculo a la blitzkrieg que aniquiló a las tolderías de una estirpe bizarra. Según diversos trascendidos, los directores del Cuerpo Médico Militar de entonces se limitaron a ordenar la construcción de algunos carretones-carpas y varios modelos de camillas y botiquines, que "quedaron olvidados por esos mundos de Dios" (1).
Meses antes de la partida de Roca, Emilio R. Coni exponía estas reflexiones en la Revista Médico-Quirúrgica:
"Si bien es cierto que la higiene es la base de la educación pública, una especie de virtud, como dijo J.J. Rousseau, o un complejo de las más de las virtudes, como dice Rostand, no se extrañará que la redacción de la Revista se haya preocupado de conocer al jefe del Cuerpo Médico, personal de cirujanos, practicantes, farmacéuticos y asistentes, así como los medios y elementos con que se cuenta para el cuidado y atención facultativa de los enfermos y heridos que resulten en la expedición al Río Negro.
Sabemos la importancia que tiene la elección de los campamentos, que, a la vez de reunir ciertas condiciones estratégicas, deben ser lugares higiénicos, y en este sentido el jefe del Estado Mayor y el médico deben cuidar, en lo posible, que el arte y la ciencia de la guerra se hermanen con el arte y la ciencia de la higiene, que precave las enfermedades. El cirujano mayor debe velar por la buena calidad de los alimentos, bebidas, vestidos, etc., el soldado y todos estos cuidados, por insignificantes que parezcan, necesitan ser dirigidos por una persona respetable por su saber y experiencia y coadyuvado por un personal inteligente. No se improvisan médicos y cirujanos con estudiantes de 1º a 4º año de medicina; ni farmacéuticos con practicantes de farmacia, como sucedió con la campaña del Paraguay; el señor general Roca y el señor coronel Luis María Campos han podido apreciar las penalidades y sufrimientos en aquella campaña, por falta de un personal n. Jico ad hoc.
Hasta la fecha, y a pesar de decírsenos que la campaña al Río Negro tendrá lugar el 10 del corriente abril, no hemos podido averiguar el nombre del Cirujano Mayor del Ejército expedicionario, ni el personal médico-farmacéutico; sólo hemos conseguido ver, en los talleres del Parque de Artillería, dos hermosos carros de capacidad para ocho enfermos en camilla, los cuales sirven de base para armar carpas para cuarenta o cincuenta, el diseño de mochilas para medicamentos de primera necesidad, diseño de cajas botiquines y unas camillas que, colocadas sobre ruedas, facilitan el traslado de enfermos de un lugar a otro.
Todos estos elementos, que aún no nos es posible apreciar y juzgar debidamente, neceistan la dirección inteligente de un hombre de valer y experimentado en nuestrascampañas, y el señor Ministro de Guerra, general Roca y el señor Inspector General de Armas, coronel Luis María Campos, deben recordad que es mejor precaver las enfermedades que curarlas, y que esto no se consigue sino con los cuidados y dirección inteligente de los hombres de saber y experimentados en el arte y en la ciencia de la higiene. Con más detalles nos hemos de ocupar de este asunto, por demás de interesante, pues se trata de la salud y la vida de nuestros soldados" (2).

(1) Revista Médico Quirúrgica, 1880, vol. XVII, pág. 201.
(2)Revista Médico Quirúrgica, 1878, vol. XV, págs.515-516.

Fuente: Guerrino; A. (1984) La medicina en la Conquista del Desierto.

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