La vuelta del invierno, tan riguroso en Inglaterra, señala siempre un recrudecimiento de la miseria en Londres. Los numerosos desocupados que vegetan en los tristes barrios populares resolvieron enviar una delegación al primer ministro, reclamando pan y trabajo. Los comisionados, entre los cuales figuraban muchas mujeres con tiernas criaturas en sus brazos fueron acompañados por una inmensa multitud hasta el palacio del jefe de gabinete. Recibidos por Mr. Balfour, expusiéronle sus amargos sufrimientos. El distinguido hombre de estado reconoció el buen fundamento de sus quejas, pero declaró que, fuera de las medidas anteriormente dictadas, que resuoltan poco eficaces, el gobierno no encontraba otra solución al pavoroso problema, sino un llamamiento a la caridad privada.
Fuente: Caras y caretas 1905 8(375)
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