Al iniciarse el conflicto con los obreros del puerto, un grupo de patrones tuvo la idea de solicitar peones criollos del litoral argentino, con especialidad de Corrientes donde el jornal es escasísimo. Al efecto, se iniciaron gestiones que dieron por resultado el embarque de unos cincuenta hombres. LLegados a Buenos Aires, dieron comienzo a la tarea con poco acierto al parecer, por cuanto algunos de ellos, y a pesar de la situación en que se encontraban, fueron despedidos por los contratistas. La sociedad de resistencia de Obreros del Puerto, tomó bajo su protección a estos trabajadores considerándoles como a compañeros en desgracia. Este acto inteligente, al propio tiempo humanitario, estableció una corriente de franca simpatía entre los enemigos del día anterior, constituyendo, como se comprenderá, la más alta y noble nota de propaganda por medio del hecho.
Fuente: Caras y caretas 1904 7(277)
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