miércoles, 17 de junio de 2009

La situación de los judíos en Alemania en 1938 (2)

Informe de un preso judío-cristiano:
Herr X tenía un pequeño negocio en Alemania (con tres empleados). Fue detenido en junio de 1938 en una batida hecha en las calles de Berlín, sin causa ni pretexto alguno. No hubo orden de detención (y, más tarde ningún documento de absolución). Fue llevado a la cárcel de la Alexander Platz y puesto en una celda, donde había 32 hombres más, demasiado pequeña para permitir que todos pudiesen descansar. Se turnaban para sentarse por grupos durante la noche. Tenían un cubo por toda instalación sanitaria (Un hedor espantoso). Allí estuvo dos días.
Previamente, en la oficina de la policía, todos le habían preguntado la historia de su vida y le obligaron a firmar su aprobación a ser puesto en "custodia protectora". Le quitaron cuanto tenía. Unos 3.000 presos recogidos de quince cuarteles de policía, fueron llevados en camiones a la estación y metidos en trenes especiales sin mención de su destino final. Prohibición de hablar. Llegamos a las 6.30 de la mañana a Weimar, fuimos recibidos por los hombres de las tropas de asalto con insultos y golpes: "perros judíos, pillos, ahora ya sois nuestros", etc. De un tres a un cuatro por ciento eran arios, y unos cuantos judíos. Se nos llevó en camiones bajo las órdenes del comandante de campo, Schneider. Hora y media, hasta Buchenwald. Condiciones terribles. Suciedad y barro en algunos sitios hasta las rodillas. Se habían cortado muchos árboles, pero quedaban los troncos. Era casi imposible caminar. Un hombre con una dolencia del corazón, que no le permitía andar, fue arrastrado por los pies por otros presos (los S.S. no tocan a los judíos). Tiene desgarrada toda la piel de la cara y está tan desfigurado que no se le puede reconocer. (Hay otros ejemplos parecidos a éste). 350 de los recién llegados fueron alojados en los sótanos (en todo el campo había cerca de 10.000 hombres y 100 sacos de paja sin ninguna otra clase de mobiliario). Tres hombres para cada saco de paja en cuatro filas. Se nos obligaba a tumbarnos de costado y de través sobre el saco para hacer nás sitio; empaquetados como sardinas; se nos prohibía descansar sobre la espalda o recibíamos golpes dados con una porra "Knüppel". Los guardianes inmediatamente a cargo de los detenidos eran antiguos presos. Los vigilantes mismos eran "criminales profesionales". Dormían con nosotros y su palabra era ley absoluta.
Fuente: Aspectos de la situación en Alemania, marzo 1938-febrero 1939.

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