domingo, 26 de abril de 2009

Un cuento ...

¿Querés que te cuente un cuento? Bueno, esto que te voy a contar no es un cuento sino algo que me sucedió el jueves:

El jueves yo no estaba de buen humor, tenía ganas de estar en cualquier lado, por ejemplo en ... Alemania ... específicamente en ... Nuremberg ... pero me encontraba en Argentina, Rosario, Biblioteca de Ciencias Económicas, específicamente en la Hemeroteca. Esa era la realidad asi que decidí trabajar duro ..., es decir catalogar, clasificar e indizar el máximo de libros que puedo hacer en un día sin terminar descerebrada y puse manos a la obra.
A las 19.30 hs. alcancé mi objetivo: catalogué, clasifiqué e indizé 20 documentos antiguos, atendí usuarios, acomodé libros y no tuve tiempo para pensar en Alemania, en Nuremberg, en Federico ..., pero estaba cansada, agotada asi que decidí sentarme y ponerme a leer cualquier cosa. En ese momento sentí que mi pollera verde, larga, se agitaba ... y pensé
"¡Otra vez esa rata asquerosa pasó corriendo, ajjjjjj que ascoooo rata inmundaaaaaa!"
Sí, en la biblioteca tuvimos ratas a fin de año, por eso no me extrañaría que ahora tuviéramos otra rata, decidí que no iba a mirar ni buscar la rata asquerosa, mañana tal vez la buscaba pero hoy no, hoy quería paz.
Me puse a leer y cuando me levanto de la silla para guardar algunas publicaciones siento nuevamente que mi pollera se agita y veo por el rabillo del ojo que algo cerca del piso se mueve, ya estoy por gritar "¡UNA RATAAAA!" cuando veo una mariposa revoloteando alrededor de mi pollera, una mariposa grande, anaranjada, de las llamadas monarca. No, no eran muchas, tampoco eran amarillas como las que acompañaban a Mauricio Babilonia en Cien años de soledad. Era una sola, grande, anaranjada y con puntos negros.
Me quedé mirándola, pensando por dónde había entrado, y ella siguió revoloteando por mi escritorio, se posó un ratito sobre la pantalla de la PC, dio vueltas a mi alrededor y se fue. Después de eso guardé todo y me fui, terminó mi día laboral.
Al fin de cuentas el día no fue tan malo como pintaba, la nostalgia existe y existirá mientras Federico esté tan lejos ... pero una mariposa anaranjada me estuvo rondando, jugó con mi pollera verde, revoloteó sobre mis herramientas de trabajo. Una mariposa anaranjada hoy me vino a visitar.

1 comentario:

Sandra Nathalia dijo...

no es un cuento... es una anécdota cargada de nostalgia y con un nombre que revolotea en tu mente como las mariposas en primavera....

no crees que esa mariposita monarca estaba allí trayendote un cariñito desde Nuremberg???

no se que tan comunes son las monarcas por ese polo... pero si era una sola y dentro del espacio de una biblioteca... yo me sorprendería alegremente... así que deja volar esa nostalgia melancólica y llenate de colores de alegría