lunes, 5 de enero de 2009

Los argentinos discriminamos a las personas por su origen? (5)

Inmigración siria
Entre la población exótica que nos llega del exterior se distingue la cristiana procedente de la Turquía Asiática. Estos turcos son de la provincia de Siria, pertenecientes a la religión católica, del rito maronita y desde algunos años afluyen en cantidad relativamente considerable.
Tales inmigrantes presentan cualidades características. En primer lugar no se acojen a la ley respectiva, es decir, no pretenden que se les aloje en el Hotel, se les busque ocupación y se les facilite el pasaje necesario para trasladarse al interior de la República.
El inmigrante sirio escapa, por consiguiente, a la acción inmediata de la Dirección, pues fuera del control estadístico y de la vigilancia prescripta para que no ingresen sexagenarios, enfermos de mal contagioso, inútiles para el trabajo, etc., ésta no ejerce jurisdicción, como se sabe, sino sobre aquellos que se acojen a los beneficios de la ley. Los que no solicitan este apoyo quedan entregados a su propia inspiración y se establecen según su propio criterio. El inmigrante sirio viene con el plan determinado de permanecer en los grandes centros, para dedicarse a la venta ambulante de objetos de quincalla. Todos los han visto transitar penosamente, sucios y harapientos por nuestras calles, arrastrando su miserable mercancía que ofrecen de casa en casa. Algunos se trasladan a las ciudades del interior con el mismo propósito y otros se arriesgan por los campos con igual objeto.
Estos mercaderes son en su mayoría simples comisionistas de algunas casas de su nacionalidad que giran un capital relativamente crecido, de modo que su mala condición económica se acentúa todavía mas por esta circunstancia.
No son las reseñadas las únicas peculiaridades que presentan los inmigrantes sirios. Desde luego son conservadores, viven agrupados y distanciados del medio en que habitan, formando una verdadera colonia limitada y encerrada dentro de costumbres importadas que no tienen afinidad alguna con la República. En una palabra, estos inmigrantes pertenecen a las bajas clases de su país, carecen de flexibilidad y de la mayoría de aptitudes sociales y orgánicas que pudieran facilitar su incorporación y refundición en una sociedad distinta a la suya.
Sus cualidades características son, en efecto, totalmente diversas de las nuestras. En primer lugar, el idioma que hablan dificulta no solo su movimiento sino también el rápido dominio del español. Su modo de vivir enteramente distinto constituye una nueva traba y si a esto se agrega el espíritu conservador, tan marcado en los pueblos orientales, no ha de extrañarse su aislamiento entre nosotros, ni la uniformidad de su ocupación, que siguen por falta de iniciativa y por indolencia mas que por verdadera vocación.
Argentina. Dirección de Inmigración (1900). Memoria de 1899.


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