jueves, 1 de enero de 2009

Los argentinos discriminamos a las personas por su origen?

La ciudad de Rosario es el centro urbano más italianizado del país; asimismo es la ciudad más antiestética y más sucia de la República.

Maciel, C. (1924). La italianización de la Argentina.


Hace unos días revisando el libro La italianización de la Argentina para catalogarlo, me encuentro con esta afirmación sobre Rosario que para mí es inconveniente y discriminadora, ya que ni tan fea es mi ciudad y por otro lado soy descendiente de italianos "cento per cento". Después de pensar sobre el tema, durante un tiempo, e ir relacionando literatura e historia argentina te cuento que:

En 1845, Sarmiento en su obra Facundo o Civilización y barbarie trataba la problemática de la falta de población en la República Argentina, entre una ciudad y otra se extendía el "desierto". Era necesario poblar la pampa, lograr la europeización y la desespañolización del continente.
También para Alberdi la inmigración era sinónimo de progreso y cultura, en su obra Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina (1852) sostenía que en América gobernar es poblar.
Este discurso, tomado por el poder político como una meta a lograr, tenía una doble función, por un lado se trataba de poblar un territorio vacío (un "desierto") para consolidar una nación, fijando con claridad sus fronteras y al mismo tiempo se trataba de civilizar. La inmigración debía erradicar la barbarie gaucha, proceso que suponía desespañolizar para europeizar.
En 1845 Sarmiento emprendió un viaje por Europa para investigar los sistemas educativos, escribió: "Necesito educarme en Italia [...] para hablar de bellas artes y de teatros".
En 1869 la población argentina ascendía a 1.830.214 habitantes, según el Primer Censo de la República Argentina, en el censo de 1914 ascendía a 7.885.000 habitantes, entre 1881 y 1914 llegaron aproximadamente 4.200.000 personas a la Argentina: 2.000.000 de italianos, 1.400.000 de españoles, 170.000 franceses, fueron las nacionalidades más representadas. En 1895 un 34% de la población total estaba constituída por extranjeros, concentrados en su mayoría en la capital y en las ciudades del litoral.
Con este ingreso masivo de extranjeros la mirada sobre la inmigración cambió, el inmigrante pasó a ser una amenaza. Tanto Sarmiento como Alberdi no tardaron en comprobar que los inmigrantes que llegaban a la Argentina no eran los trabajadores calificados que ellos esperaban.

En 1887 un Sarmiento anciano y desilusionado afirmaba "Lo más atrasado de Europa, los campesinos y gente ligera de las ciudades, es lo primero que emigra", coincidiendo con Alberdi , quien en 1871 escribía:

"Aquí he oído, dice Luz del Día, que gobernar es poblar. El
axioma puede ser verdadero en el sentido que poblar es desenvolver, agrandar,
fortificar, enriquecer un país naciente: poblar es educar y civilizar un país
nuevo, cuando se le puebla con inmigrantes laboriosos, honestos, inteligentes y
civilizados; es decir, educados. Pero poblar es apestar, corromper, embrutecer,
empobrecer el suelo más rico y más salubre, cuando se le puebla con los
inmigrantes de la Europa atrasada y corrompida"

Alberdi, J.B. (1871). Peregrinación de Luz del Día en
América

A partir de la década de 1880 se empieza a cuestionar la presencia del extranjero. La polémica no sólo se da a través del ensayo y en el debate público (en el parlamento, en las crónicas periodísticas), en las leyes que reglamentan el estatuto jurídico del extranjero, desde la ley de Inmigración y Colonización de 1876, la Ley de Residencia de 1903 en la que se subraya el "peligro de ciertos elementos exóticos, incorporados a la población y amparados ilimitadamente por las leyes vigentes relativas al extranjero, por lo que hace necesario excluir del territorio nacional a los extranjeros que sólo traen propósitos de perturbación y conmoción social"; hasta la Ley de Defensa Social de 1910 que permitía expulsar al extranjero indeseable en forma expeditiva y limitaba la difusión de ideas y propaganda política.
Es decir, en un primer momento la discriminación se dirigió hacia la población indígena, que era el salvaje que hacía que la pampa fuera un desierto; luego se pasó a discriminar al gaucho, que era visto como vago y mal entretenido, que vagabundeaba por el "desierto" cuidando ("acompañando") al ganado; más tarde se discriminó al extranjero, el enemigo pasó a ser el inmigrante desagradecido, los "extranjeros desagradecidos", la "mala inmigración", que respondían con huelgas y atentados a la generosidad de esta tierra.
Bueno por hoy no te cuento más, mañana la seguimos, pero decime, para vos ¿los argentinos discriminamos a las personas?

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