La ley de 1867, cuya ejecución se prepara felizmente a realizar el gobierno, traza con acierto la verdadera línea de la frontera sur, cuyas cabeceras serán los Andes y el Atlántico, pasando por Choele-Choel, Chichinal y Neuquen; y por nuestra parte, no vemos otro más ventajosa, más sostenible ni más fecunda para la riqueza de aquellas comarcas y de la nación misma.
El vasto territorio comprendido entre Choele-Choel y Carmen de Patagones es recorrido frecuentemente por los indios que van de la Pampa unas veces y de los valles orientales de los Andes las otras; pero una vez realizada la gloriosa batida en la llanura, acampadas en triunfo nuestras tropas sobre la margen del río Negro, sin enemigos a retaguardia, aquellos campos se verán libres de salvajes, y las estancias de argentinos y de ingleses que ya se acercan a Choele-Choel, prosperan tranquilas y seguras, sirviendo de bases a nuevos centros de población y de trabajo.
Los indios que vagan en los llanos de la Patagonia al sur del río Negro no son invasores, porque su índole y sus costumbres difieren radicalmente de los caracteres morales y elementos materiales de los araucanos. Los Tehuelches o habitantes del sur (Tehuel, sur; che, gente), son indios naturalmente preparados para la civilización y algún día serán la base de la población argentina de la Patagonia. Hoy mismo los vemos respetar la colonia galense del Chubut, comerciar con ella y acompañar lealmente a los atrevidos colonos, que se internan en el seno de la Patagonia entregados a investigaciones científicas.
Fuente: Zeballos, E.S. (1878) La conquista de quince mil leguas
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