El problema austro húngaro inquieta con razón a todos los hombres de estado europeo.
Se preveía que antes de la muerte del anciano Francisco José, no se produjera el latente conflicto entre las dos nacionalidades tan divididas por su lengua, su raza y sus intereses. Los acontecimientos, empero, han defraudado los cálculos de la prudencia humana, y ahora, merced al ejemplo dado por Noruega, recrudece entre los magyares la agitación separatista.
El jefe de la oposición antigermánica es el hijo del famoso revolucionario Kossuth, el héroe de 1848. Actúan como intermediarios entre el rey apostólico y su pueblo húngaro, el general Ferjevary, el conde Banty y otros magnates. Pero su acción pacificadora resulta contraproducente, al juzgar por las manifestaciones nacionalistas que se han producido, entre otras, la demostración en el cementerio en el aniversario de la muerte del conde Batthyani.
Fuente: Caras y caretas 1905 8(371)
No hay comentarios:
Publicar un comentario