martes, 5 de enero de 2016

Un pueblo de ajedrecistas


Los habitantes del pueblo de Strohbeeck, ubicado en un rincon de la Sajonia prusiana, son aficionados al ajedrez.



Se atribuye tal afición a que un obispo guerrero, el ilustrísimo señor Arnoldo de Halberstadt, encerró en el castillo de Strohbeeck, por el año 1011, a su enemigo el conde Grunnelin, quien en las cruzadas habia aprendido a jugar al ajedrez. Preso en el castillo construyó un tablero y enseñó a sus guardianes los misterios del juego.


La torre del castillo aún se denomina Torre de Ajedrez. Al entrar un cliente en un café, el dueño antes de informarse qué desea consumir lo convida con una partida de ajedrez. En el correo, los empleados interrumpen el juego para entregar una estampilla. Al entrar a una tienda, el parroquiano encuentra al patrón jugando con sus dependientes y tiene que manifestar su opinión antes de formular su pedido.




Fuente: Caras y caretas 1905 8(366)

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