domingo, 14 de septiembre de 2014

Lo que trajo la creciente


Hermoso y singular era el aspecto que ofrecia nuestro puerto con la invasión de camalotes que tendieron sobre las aguas del Riachuelo una tupida alfombra de vegetación, en la que viajaba de severo incógnito una buena serie de ejemplares zoológicos...


Hubo de temerse que la tramzón de las alezas, aglomeradas dentro de los murallones, causara graves daños al tráfico naval, pero felizmente los soplos, benéficos siempre, del pampero, lograron barrer el peligro.


Fuente: Caras y caretas 1905 8(353)

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