En 1903 Juan Catalinó, cansado de la dura faena de cargar bolsas de carbón, se dedicó a predicar por las calles las revelaciones que le hacían los espíritus amigos.
En 1904 muere Juan Catalinó, el santón de Los Olivos, y con este hecho comienza a flaquear un poco el negocio de las curaciones.
La señora Catalinó, una francesa, que de todo tenía menos de zonza, ideó una estratagema, que por lo visto, le ha dado un exceñente resultado.
Les hizo creer a los discípulos del difunto que éste había anunciado su resurrección y un público enorme rodeó la casa esperando al "Mesías".
Fuente: Caras y caretas 1905 8(329)
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