viernes, 19 de octubre de 2012

Violencia de género en 1905


Celia Rodríguez Larreta personificaba toda una juventud rodeada de los halagos y las bondades a que da lugar una alta posición social. La sorprendente belleza de Celia había conseguido enamorar locamente a Adolfo Latorre.


Se pusieron de novios cuando Celia tenía tan sólo catorce años. Estuvieron 6 años casados, cuando a raíz de un incidente personal que no fue resuelto a entera satisfacción de Latorre, éste interpuso demanda de divorcio contra su esposa.


Después de una inevitable separación de algunos meses, que había de decidirse en definitiva al día siguiente, una de esas soluciones felices conseguía la reconciliación de los jóvenes cónyuges, mediante la intervención del doctor Teófilo E. Díaz, abogado de la esposa de Latorre y a quien le estaba reservado cumplir la obra más dolorosa del destino.


Esa hora de la reconciliación ha de haber sido indudablemente para Latorre uno de los momentos más dichosos de su existencia. Esclavo hasta entonces de las conveniencias y enamorado profundamente de su esposa, hizo olvido en esos instantes de todas las apariencias sociales que lo separaban de la mujer querida.


En ese refugio acariciador del Prado ha sentido revivir las ilusiones del pasado soñando con su esposa la felicidad que le ofrecía el porvenir, allá en el extranjero, promesa que se habían hecho mutuamente, y donde no llegarían hasta ellos las desconsoladoras preocupaciones de las flaquezas humanas.


Algo horriblemente doloroso y triste debió ocurrir en aquella alcoba conyugal donde momentos antes entrara la juvenil pareja recientemente reconciliada. Quedarán envueltas en el misterio más profundo las causas que decidieron a Adolfo Latorre a ese arranque extraviado, tan en contraposición a un espíritu delicado como el suyo.



Fuente: Caras y caretas 1905 8(327)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hablar de violencia de género en 1905 es un anacronismo de tal magnitud que no merece mayor comentario.