El ministro de Relaciones Exteriores doctor Rodríguez Larreta dirigió al gobierno inglés una nota solicitando la apertura de los puertos británicos al ganado argentino, afirmando la desaparición de la fiebre aftosa en el ganado.
El señor Renaldo Tidblom, director de la división de agricultura, asesoró al ministro informando que no existía la fiebre aftosa en nuestros ganados, pero renunció a raíz de un informe del bacteriólogo Lignieres.
El doctor Lignieres, jefe del instituto bacteriológico y descubridor del microbio de la tristeza en los animales. Dicho doctor sostiene que logra curar a los animales con aftosa inoculándoles el suero preparado, capaz de extinguir la epizootia. En contra de este dato existe el hecho de haberse muerto 120 animales vacunos que fueron inoculados con el suero en cuestión.
La opinión del bacteriólogo francés, quien opina que se debe atacar la enfermedad y no la causa inmediata, es combatida por el ex director de la división de ganadería, el cual sostiene que lo más práctico es extirpar las garrapatas originadoras de ella, teoría que sostuvo mientras fue jefe de la división del ministerio, recomendando el uso de los baños garrapaticidas.
Sentada así la cuestión, el ministro doctor Torino, ha resuelto zanjarla nombrando una comisión de facultativos que estudie el asunto y eleve el informe al ministro. Esta comisión la componen los doctores Carlos Malbrán, Eliseo Cantón, Telémaco Susini y José R. Semprún.
Fuente: Caras y caretas 1904 7(325)
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