La calle Florida se ha convertido en la bolsa de piropos. No hay dama que se aventure por esa calle, sin que los oiga a cientos. Aunque la mayoría de los que pasean por ella suelen vestir bien la señora puede juzgar por las frases que deslizan en su oido de la educación de los paseantes.
Fuente: Caras y caretas 1904 7(320)
Texto: Julio Castellanos.
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