sábado, 19 de mayo de 2012

Los piropos



El origen del piropo se pierde en la noche de los tiempos. Suponemos que Adán piropeaba a Eva, en el Paraíso, y que Romeo también usó el mismo ardid para rendir el corazón de su adorada Julieta. Pero todo lo idílico y casto que el piropo tenía en la antigüedad se ha convertido con el andar del tiempo en una fraseología grosera, que por fortuna, no existe en ningún diccionario.

Fuente: Caras y caretas 1904 7(320)
Texto: Julio Castellanos

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