viernes, 7 de octubre de 2011

La expedición Pampillón

A pesar de la palabra de honor empeñada con el presidente Roca, y de reiteradas protestas de su cumplimiento, por no desmentir aquello de que "las palabras las lleva el viento", el coronel Pampillón que por gestiones de nuestra cancillería se le había permitido trasladarse a esta república, levó anclas en una noche, suponemos que oscura, pues no se le vio, y pronto surcó las aguas del Uruguay con intenciones de desembarcar donde la dejaran.


Pero según parece, el gobierno oriental está mejor informado que el nuestro de lo que aquí pasa, y ya había dispuesto lo necesario para recibir a Pampillón a su regreso a la patria. El comandante Romero, al frente de una flotilla formada por varios vaporcitos, esperó en las proximidades de Nueva Palmira a las fuerzas invasoras.


Pronto vieron aparecer dos naves que frente a Punta Chaparro navegaban con las luces reglamentarias. No obstante este detalle tranquilizador, las fuerzas del presidente Batlle, que parece tienen pupila y olfato para distinguir, le salieron al encuentro e hicieron señal de detenerse, la que no fue obedecida.


En seguida se inició el cañoneo y pocos momentos después se arrojaban al agua los expedicionarios quedando en poder de los gubernistas el pailebot "Eugenia Altieri" y el parque que conducía.


Pampillón, con una parte de sus fuerzas, logró desembarcar en tierra uruguaya, y el 30 de agosto a la 1.30 se presentó en las Tunas de San Antonio donde fue batido por el coronel Ortiz.


De las fuerzas de Pampillón que han caído en poder del gobierno, son los jefes Esteban Fernández, José A. Sierra y Sierra y Andrés A. Victorica, y muchos otros que llegaron a Montevideo custodiados por fuerzas de la guardia nacional.


El patrón del pailebot "Eugenia Altieri" ha demostrado tener predilección por las expediciones arriesgadas, pues fue también quien condujo hace tiempo las fuerzas que invadieron el territorio oriental bajo el mando del coronel Tezanos.


Entre las víctimas que ha causado la lucha fraticida en que estan empeñados los orientales, se cuenta al teniente de caballería don Oscar Muñoz Caravia, que ha caído en uno de los úktimos combates. El teniente Muñoz Caravia era un militar distinguido, que había hecho sus estudios en la escuela de Turín.
Hijo del ministro oriental señor Daniel Muñoz, tan apreciado en nuestros mejores círculos sociales, su muerte ha sido hondamente sentida en esta capital.


La semana anterior fue fecunda en acontecimientos importantes, pero hasta el momento en que escribimos esta crónica no se puede precisar cual de los bandos en lucha ha resultado favorecido.


Ambos se atribuyen la victoria y entre tanto telegramas contradictorios, sólo una verdad dolorosa puede decirse que la lucha ha sido encarnizada y que sobre los campos de Masoller se ha derramado mucha sangre de los que han pagado con su vida los errores de los partidos políticos.


En Concordia, se habilitaron hospitales de sangre para atender a los heridos en la jornada a que hacemos referencia.


Fuente: Caras y caretas 1904 7(310)

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