El terror se había apoderado del espíritu argentino; la mazorca, brazo de acción del tirano Rosas, asesinaba sin piedad en las calles de Buenos Aires a ciudadanos indefensos. Diariamente salían del puerto las balleneras cargadas de pasajeros, que emigraban del suelo patrio para verse libres de las persecuciones del tirano.
La juventud de aquellos tiempos, que era incondicionalmente unitaria, iba a refugiarse a Montevideo, y allí, por medio de los diarios, hacía una guerra encarnizada al Restaurador, estimulando al pueblo a que fuera a engrosar las filas del ejército de Lavalle; pero como esto no bastara para desprestigiar la autoridad de don Juan Manuel, a quien el Congreso acababa de acordar facultades extraordinarias, un grupo de jóvenes fundó un periódico de caricatura titulado El Grito Argentino, convencidos de que con el lápiz se puede herir más profundamente que con la pluma. Este apareció por primera vez el 24 de febrero de 1839, era bisemanal, durando hasta el 16 de julio del mismo año.
En él aparecián dibujos donde satirizaban con ensañamiento, las odiosas disposiciones de Rosas, haciéndole figurar con el apodo de Vejiga, y a su ministro Arana, con el de Campanillero o Felipe Batata.
El texto era brutal, condenando en toda forma aquel gobierno de don Juan Manuel.
Por el cielito que publicamos, podrán darse cuenta del espírito que animaba a sus colaboradores.
Por el cielito que publicamos, podrán darse cuenta del espírito que animaba a sus colaboradores.
Cielito
Cielo de la patria vieja,
cielo del noble Belgrano,
de San Martín y Balcarce,
y hoy en manos de un tirano.
Celeste cielo que viste
los tiempos de nuestra gloria,
vuelve a sus hijos propicios
con Lavalle la victoria.
Vuelve a mi cielo querido,
cielito de la igualdad,
bajo el que todo argentino
campeaba con libertad.
Aléjate cielo rojo,
cielo de la tiranía,
bajo el que todos sufrimos
cadenas, lenta agonía.
Unión paisanos del campo
con los hermanos puebleros,
veremos si el loco Rosas
nos toma como a carneros.
Cielito, diga que sí,
cielito de la igualdad
¡Abajo el tirano Rosas
y viva la libertad!
Cielo de la patria vieja,
cielo del noble Belgrano,
de San Martín y Balcarce,
y hoy en manos de un tirano.
Celeste cielo que viste
los tiempos de nuestra gloria,
vuelve a sus hijos propicios
con Lavalle la victoria.
Vuelve a mi cielo querido,
cielito de la igualdad,
bajo el que todo argentino
campeaba con libertad.
Aléjate cielo rojo,
cielo de la tiranía,
bajo el que todos sufrimos
cadenas, lenta agonía.
Unión paisanos del campo
con los hermanos puebleros,
veremos si el loco Rosas
nos toma como a carneros.
Cielito, diga que sí,
cielito de la igualdad
¡Abajo el tirano Rosas
y viva la libertad!
Más tarde se publicó otro semanario, con el sugestivo título de ¡Muera Rosas! apareciendo su primer número el 23 de diciembre de 1841; estaba redactado por el doctor Miguel Cané, doctor Domínguez, don Luis Domínguez, doctor Juan María Gutiérrez, don José Mármol, don Fermín Orma y don Luis Méndez.
Las caricaturas del ¡Muera Rosas! eran sangrientas, y el texto corría parejas con ellas. La prosa y verso se habían puesto de acuerdo para satirizar al tirano.
He aquí una de muestra:
DECRETO
Para poder dar abasto
al gran consumo de pasto
que me hacen esos carneros,
los nobles representantes
y demas bestias rumiantes
se lo encargo a los quinteros.
Rosas
Para poder dar abasto
al gran consumo de pasto
que me hacen esos carneros,
los nobles representantes
y demas bestias rumiantes
se lo encargo a los quinteros.
Rosas
Hasta los avisos de este semanario se desitnaban para mortificar al tirano.
"¡Quemazon! Por Simon Pereira. ¡A quien de mas y pague al contado! En los primeros dias del proximo mes de mayo 60 diputados, con su respectiva inviolabilidad y competente prestigio, pertenecientes a la nacion vecina." Otro aviso curioso, "¡Yerba paraguaya! Se vende a todo el mundo a ds cinquiños libra, menos a las viejas que rezan ante los altares donde esta el retrato de Rosas".
"¡Quemazon! Por Simon Pereira. ¡A quien de mas y pague al contado! En los primeros dias del proximo mes de mayo 60 diputados, con su respectiva inviolabilidad y competente prestigio, pertenecientes a la nacion vecina." Otro aviso curioso, "¡Yerba paraguaya! Se vende a todo el mundo a ds cinquiños libra, menos a las viejas que rezan ante los altares donde esta el retrato de Rosas".
Al enterarse don Juan Manuel de Rosas de que estos periodicos entraban de contrabando a Buenos Aires, donde tenian muchos lectores, puso en practica una idea maquiavelica para cortar la subscripcion y el deseo de enterarse de las pellejerias que le decian los unitarios emigrados, dio orden a su jefe de policia de que aprehendiese sin mas tramite a todo el que fuera poseedor de uno de esos periodicos. Ademas se sirvio de ellos para descubrir a los unitarios, pues segun decreto policial, todo habitante de Buenos Aires estaba en el deber de entregar inmediatamente en el Cabildo cualquiera de dichos periodicos que encontrase en su casa, si queria conservar su cabeza pegada a su cuerpo.
Como se comprendera, era la misma policia la que tiraba de noche por la azotea o por debajo de la puerta de los que eran sospechados, el ¡Muera Rosas! y si no lo devolvia al dia siguiente el patron de la casa, los sicarios del tirano iban a buscarlo para tocarle el violin como le sucedio al conocido agente de cambio Sr. Achinelli.
No hay comentarios:
Publicar un comentario