En Villa Ortúzar se instaló el falansterio iniciado por los señores Diego, Lucas y Juan Gigena, habitado por 500 personas.
La revista Caras y Caretas entrevistó a los organizadores, transcribo la entrevista:-¿Y cómo se les ha ocurrido a ustedes la fundación de esta colonia?- preguntamos al señor Diego Gigena.
-No hemos hecho más que seguir, puliéndola algo, la obra que otros iniciaron en Sevilla hace treinta años. Hace siete años llegamos aquí cincuenta confederados y ahora somos unos quinientos los que nos regimos por el código que predicaron los apóstoles aquí en la tierra ... Practicamos la caridad y abogamos por el cariño universal ... que los hombres se quieran unos a los otros ... No aceptamos ningún credo sociológico ... dicen que nuestra organización se parece algo a lo que Tolstoi predica, a lo que Zola planeó en Trabajo ... es posible ... por fuerza tenemos que parecernos a todos los que prediquen la paz en la tierra ... ¡Como que es nuestro lema! Ve usted ese escudo: Pax Terrae .. Ni admitimos ritos ni sacerdocios milagreros nos amoldamos al Nuevo Testamento, lo más amablemente posible que nos lo permite el medio en que vivimos.
-¿Y sus proyectos para el porvenir?
-Por ahora nos preocupa un poco el afianzamiento económico de la confederación. Hacemos ladrillos y muebles para sostenernos con su producto y una vez que lo hayamos conseguido, nos iremos lo más lejos posible de la población. Allí, a solas con nosotros mismos, concluiremos de perfeccionarnos moralmente, para estar después en condiciones de sustentar la propaganda que hagamos con el saludable ejemplo de nuestras buenas acciones. Todo eso de la fabricación es transitoria, pues no entra en nuestros propósitos acumular unas riquezas que no necesitremos nunca.
-Por ahora nos preocupa un poco el afianzamiento económico de la confederación. Hacemos ladrillos y muebles para sostenernos con su producto y una vez que lo hayamos conseguido, nos iremos lo más lejos posible de la población. Allí, a solas con nosotros mismos, concluiremos de perfeccionarnos moralmente, para estar después en condiciones de sustentar la propaganda que hagamos con el saludable ejemplo de nuestras buenas acciones. Todo eso de la fabricación es transitoria, pues no entra en nuestros propósitos acumular unas riquezas que no necesitremos nunca.
En los siete años que llevan Uds. aquí ¿se ha separado alguno?-Ni uno solo, señor. Nos queremos todos ... Mire Ud. aquel grupo: aquel viejecito que da de comer a la nena, mire con que cariño la mima ... ¿Creerá usted que es su nietecita? Sí, lo es ... a su modo, aquí todos los niños son nietos de los ancianos.
Fuente: Caras y caretas 1904 7(304)
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