sábado, 12 de febrero de 2011

Condiciones de trabajo en la industria azucarera

He tenido oportunidad de encontrarme en la estación San Pedro, es decir, en las inmediaciones del ingenio Esperanza, cuando llegaba un tren en el que venía un furgón de los que emplea el ferrocarril para carga, completamente lleno de indios matacos, en un estado tal de desnudez, de flacura y demarcación, que daba realmente repugnancia mirarlos. En ese vagón venían apiñados de 200 a 250 indios e indias, muchas de ellas con sus hijitos embolsados en unos harapos nauseabundos; sin embargo, esos indios hacía ya dos o tres días que comían carne, porque es la primera cosa que le exijen al mayordomo que va en su busca.
Como lo he dicho ya, los indios son conducidos al ingenio por mayordomos con uno o dos meses de anterioridad a la fecha en que comienza la zafra, de manera que, al iniciarse ella se hallan ya en el establecimiento todos los que se necesitan. Cuando yo hice mi visita a La Esperanza había de 200 a 300 indios que vivían en sus tolderías y en los que se reconocía un mejor bienestar, tanto en su físico como en las pocas ropas con que cubrían sus cuerpos.
Según los informes que me han sido dados por el dueño de ese ingenio, los indios trabajan desde la salida del sol hasta las 2 o 3 p.m., en el invierno, y en el verano hasta las 11 a.m. o 12 m.
A los indios chiriguanos se les paga el salario mensualmente y en efectivo; a los indios matacos se les paga en ropa y otras cosas que piden al fin de la cosecha, dándoseles también durante ella, y de tiempo en tiempo, lo necesario para que se visitan. La ración del indio es de cuarenta centavos al día, pagada en efectivo; y a las indias, treinta centavas por cada día que trabaja.
El costo de cada indio mataco al llegar al ingenio, contando todos los gastos hechos en vestirlo, racionarlo, sueldos de mayodormo, etc., es de 40 pesos cada uno.
Nada puedo decir sobre la manera que son tratados los indios por los jefes de industrias; se me ha dicho que si se quiere que su trabajo rinda los resultados deseados, hay que tratarlos con mucha severidad y castigar muy duramente las encarnizadas reyertas que a menudo tienen los de una tribu con los de otra.
Cuando ha terminado la cosecha, la mayoría de los indios piden que se los lleve a sus tolderías en el Chaco; en tal caso, un mayordomo los acompaña en el regreso, por cuenta de los propietarios del ingenio, entregando estos a aquel el dinero necesario para racionarlos en el camino.
Generalmente, una vez que ha terminado la zafra en el ingenio Esperanza quedan, más o menos, 1700 indios chiriguanos que se ocupan en el desmonte de terreno, plantar y cultivar la caña.

[Fuente: Boletín del Departamento Nacional del Trabajo 1910 (14)]

No hay comentarios: