Para efectuar el careo de los anarquistas franceses Gudefin, Lambet y Boutet, presos en Bélgica y del belga Philipp, preso en Francia, varios magistrados de una y otra nación tuvieron que ir a la frontera donde se llevó a cabo el acto de una forma curiosa y hasta cómica, pero necesaria.
Ninguno de los anarquistas podía poner un pie en la nación donde no había sido preso, pues en tal caso pasaba a su jurisdicción. Fue preciso por tanto, colocar un vagón atravesado sobre la línea fronteriza y dentro de él, reconstituir la línea con unas mesas que formaban una valla. Se adoptaron además minuciosas precauciones para que no pudiera haber transgresión alguna.
Esta escena extraña que tuvo lugar entre Erquelines y Jeumont, proporcionó un buen rato a los habitantes de ambas localidades.
Hubo necesidad de interrumpir el careo para dejar paso a un tren de Charleroi y se continuó al aire libre sobre la misma línea de la frontera, donde se puso una mesa.
Fuente: Caras y caretas 1904 7(295)
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