Los indios guaraní formaban parte de un importante grupo- uno de los dos grandes grupos indigenas de la America meridional oriental- conocida por los etnografos con el nombre de tupi-guarani. Los tupi-guarani, ocupan actualmente una amplisima area extendida al sur del Amazonas, cuyos limites mas australes abarcan el Paraguay y noroeste argentino.
Los primitivos tambien han tenido necesidad de transmitirse, a larga distancias, mensajes. El mensajero guaraní se llamaba parejará. Eran individuos especialmente escogidos, corredores resistentes y veloces. Tenían por misión llevar las bolsitas con los mensajes de una tribu a otra, para entregarla a los consejos de ancianos o al cacique.
Las grandes vias que recorrian los mensajeros tenian especialmente determinados puntos de concentracion o de deposito de los mensajes. Estos lugares se llamaban parejaba o simplemente, parehá, que viene a ser como correo o estafeta. Alli llegaba el mensajero de un punto y deja su bolsita con los mensajes o la entregaba a otro que lo estaria esperando, para continuar la marcha y hacerla llegar lo mas pronto posible a su punto de destino.
Las rutas que unian entre si a los principales nucleos de la confederacion guarani, se abría en medio de la selva.
Pero todo lo que hemos relatado hasta aquí palidece frente a la novedad que nos ofrecen los indios catuquinas, parcialidad guarani. Estos indios poseyeron un verdadero sistema telegrafico mediante el cual comunicaban a larga distancia de una familia a otra, o de una aldea a otra, separadas por amplios espacios.
El primer explorador en descubrir el telefono de los catuquinas fue el Dr. Jose Bach, en 1897, en el alto Amazonas. Los indios tenian muchas reservas y no permitian al Dr. Bach examinar el cambarisú o cambarysu que es como llaman a este curioso instrumento.
El cambarisú consiste en un cilindro de madera de palma, de casi un metro de longitud, con un diametro aproximado de 40 cm.; está excavado en el centro, pero el calibre del tronco es mayor en sus extremidades y menor en su parte media. Este cilindro está plantado vertivcalmente en el centro de un pozo circular, situado en un lugar apartado de la maloca, de modo que emerge la mitad. El pozo tiene una profundidad de un poco más de 1 metro y la mitad está rellenado de arena gruesa, bien prensada, sobre la cual se afirma el cilindro de madera; el resto vacío está rellenado con fragmentos de madera, de cuero y de diversos residuos, aplastados, alrededor del cilindro; al nivel del suelo una cubierta de cuero endurecido lo cubre. El segmento interno del cilindro, en su parte inferior más grande, está rellenado por cuatro capas de igual espesor, que son, comenzando de abajo: arena fina, fragmentos de madera, fragmentos de huesos y mica pulverizada. La porción mediana y más estrecha del cilindro queda vacía; en cambio, la parte superior de mayor calibre se compone de tres capas de igual espesor, que son de arriba a abajo: cuero, madera y de caucho endurecido".
Sobre este instrumento se golpea con una clava de unos 78 cm., de cabeza esferoidal, recubierta con una capa de caucho o, a veces, de cuero.
El cambarisu está construido dentro de la maloca, y cada una de ella posee el original aparato de comunicaciones. De una maloca a otra se llaman y conversan, mediante golpes especiales. Es muy posible que los cambarisu se relacionen entre si a través de vibraciones del subsuelo. Cuando el indígena operador golpea con la clava sobre el instrumento, en el cambarisu de otra maloca, distante varias millas, se produce un sonido de llamada, es decir que el golpe del operador se reproduce a mas de 4.000 m. Cada maloca tiene su serie de señales. Fuera de la maloca no se oyen los golpes que se dan con la clava, ni tampoco los que se reproducen en el lejano cambarisú.
El cambarisu está construido dentro de la maloca, y cada una de ella posee el original aparato de comunicaciones. De una maloca a otra se llaman y conversan, mediante golpes especiales. Es muy posible que los cambarisu se relacionen entre si a través de vibraciones del subsuelo. Cuando el indígena operador golpea con la clava sobre el instrumento, en el cambarisu de otra maloca, distante varias millas, se produce un sonido de llamada, es decir que el golpe del operador se reproduce a mas de 4.000 m. Cada maloca tiene su serie de señales. Fuera de la maloca no se oyen los golpes que se dan con la clava, ni tampoco los que se reproducen en el lejano cambarisú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario