En Menudencias de Caras y Caretas se lee:
En Bahía Blanca, al efectuarse el exámen médico de los conscriptos, resultaron 132 inútiles.
¿No figuraría entre ellos el gobernador de la Provincia?
En Bahía Blanca, al efectuarse el exámen médico de los conscriptos, resultaron 132 inútiles.
¿No figuraría entre ellos el gobernador de la Provincia?
(Fuente: Caras y Caretas 1903 6(226))
En el siguiente número, en Menudencias se lee:
En La Plata, en el umbroso
bosque tranquilo y callado;
en un rincón delicioso
de la ciudad apartado,
donde muestra encapuchado
el sol su rubia guedeja,
ocurre algo muy curioso:
¡hay un árbol misterioso
que se queja!
¿Por qué se queja? ¿Por qué?
Todos dice-¡No lo sé!
Sólo Ugarte
a un amigo llama aparte
y dirigienddo la vista
a su alrededor, así
dice con voz singular:
-Es que el árbol es rivista,
y mientras yo siga aquí
¡cómo no se ha de quejar!
De un diario:
"Entre tanto, la campanilla presidencial sonaba y sonaba. ¡Nada! La oposición en antesalas ..."
Así debía ser forzosamente.
La oposición tiene que estar en antesalas, porque en cuanto entra adentro ya no es oposición.
En La Plata, en el umbroso
bosque tranquilo y callado;
en un rincón delicioso
de la ciudad apartado,
donde muestra encapuchado
el sol su rubia guedeja,
ocurre algo muy curioso:
¡hay un árbol misterioso
que se queja!
¿Por qué se queja? ¿Por qué?
Todos dice-¡No lo sé!
Sólo Ugarte
a un amigo llama aparte
y dirigienddo la vista
a su alrededor, así
dice con voz singular:
-Es que el árbol es rivista,
y mientras yo siga aquí
¡cómo no se ha de quejar!
De un diario:
"Entre tanto, la campanilla presidencial sonaba y sonaba. ¡Nada! La oposición en antesalas ..."
Así debía ser forzosamente.
La oposición tiene que estar en antesalas, porque en cuanto entra adentro ya no es oposición.
(Fuente: Caras y caretas 1903 6(227))
Fuente: Caras y caretas 1903 6(228)
Ilustrador: Mayol
En este año el gobernador de la provincia de Buenos Aires es Marcelino Ugarte (1855-1929). Para suceder al doctor Irigoyen en la gobernación de Buenos Aires, surgieron dos candidatos: Vicente L. Casares y Marcelino Ugarte, sostenido el primero por el partido Autonomista Nacional y el segundo por elementos combinados del mismo partido, de los cívicos y de los radicales. La lucha política que precedió a la consagración del señor Ugarte fue una de las más ardorosas y entusiastas que registran los anales cívicos de la provincia, y aunque se ha querido demostrar que el gobernador lrigoyen puso su influjo del lado del señor Ugarte, ello no ha podido establecerse; lo evidente es que el nuevo gobernador obtuvo el triunfo con el apoyo decidido de la opinión pública, cuyas aspiraciones y anhelos supo impresionar en su vigorosa campaña electoral.
Una de las premisas de Ugarte fue transformar radicalmente la composición de las Cámaras legislativas, donde se habían entronizado los hombres de influencia electoral en los municipios, siguiendo una práctica arraigada en la provincia. Para quebrantar esas influencias, el gobernador aspiraba a reducir las atribuciones de los municipios, propiamente dichos, cuyas amplias facultades impositivas ponían en manos de los caudillos un poder formidable.
El gobernador tuvo adherentes y adversarios en el seno de la Legislatura. Claro está que, dividida en tal forma la Legislatura: al influjo de una hostilidad recíproca, sostenida por fuerzas casi equivalentes, la situación llegó muy pronto a hacerse insostenible. La fracción gubernista, agotados los medios para asegurarse una mayoría que le permitiera apoyar con eficacia los propósitos del gobernador, optó por medios violentos: aprovechando de la ausencia sistemática de la oposición, se constituyó en los primer días de febrero de 1903 en el recinto, y como sus componentes no alcanzaran a formar quórum, hizo conducir por la fuerza pública algunos diputados opositores y reincorporó a su seno a tres ex diputados que la misma Cámara había dejado cesantes por inasistencia, pero que respondían a la política gubernista. Por su parte, el señor Ugarte favoreció ostensiblemente estos trabajos proporcionando fuerzas del batallón Guardia de Cárceles para el resguardo del palacio donde deliberaban sus adeptos.
(Información extraída de Busich Escobar, Ismael (1930). Buenos Aires, la gran provincia: 1880-1930. Disponible en: http://ar.geocities.com/ulises6677/ugarte1.htm
Accedido el 26/07/2009)
Una de las premisas de Ugarte fue transformar radicalmente la composición de las Cámaras legislativas, donde se habían entronizado los hombres de influencia electoral en los municipios, siguiendo una práctica arraigada en la provincia. Para quebrantar esas influencias, el gobernador aspiraba a reducir las atribuciones de los municipios, propiamente dichos, cuyas amplias facultades impositivas ponían en manos de los caudillos un poder formidable.
El gobernador tuvo adherentes y adversarios en el seno de la Legislatura. Claro está que, dividida en tal forma la Legislatura: al influjo de una hostilidad recíproca, sostenida por fuerzas casi equivalentes, la situación llegó muy pronto a hacerse insostenible. La fracción gubernista, agotados los medios para asegurarse una mayoría que le permitiera apoyar con eficacia los propósitos del gobernador, optó por medios violentos: aprovechando de la ausencia sistemática de la oposición, se constituyó en los primer días de febrero de 1903 en el recinto, y como sus componentes no alcanzaran a formar quórum, hizo conducir por la fuerza pública algunos diputados opositores y reincorporó a su seno a tres ex diputados que la misma Cámara había dejado cesantes por inasistencia, pero que respondían a la política gubernista. Por su parte, el señor Ugarte favoreció ostensiblemente estos trabajos proporcionando fuerzas del batallón Guardia de Cárceles para el resguardo del palacio donde deliberaban sus adeptos.
(Información extraída de Busich Escobar, Ismael (1930). Buenos Aires, la gran provincia: 1880-1930. Disponible en: http://ar.geocities.com/ulises6677/ugarte1.htm
Accedido el 26/07/2009)
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