miércoles, 8 de julio de 2009

Balance de la labor parlamentaria de 1902

Terminado el año parlamentario Caras y Caretas hace un balance de la labor de sus miembros:
El doctor Pellegrini, después de sus históricas filípicas unificadoras, desciende a la tierra para vincular su nombre a la nueva disposición que establece en oro y papel el capital de las sociedades anónimas; y algunos meses más tarde, con los senadores Palacio y Mantilla proyecta las reformas a la ley de quiebras, innovavión exigida de largo tiempo por el comercio honrado, víctima perpetua de "cuenteros" en falencia que por fin entrarán en vereda ...





De la misma cámara alta surge la ley más ruidosa del año, la más criticada, que si se inspira en sanos propósitos de orden, no por ello resulta menos una "pasadura" legislativa. Y es el nombre del doctor Cané, nombre de tolerancia y de cultura, el que se liga a la ceñuda sanción parlamentaria ... Veremos si los tribunales se atreven a sostener su constitucionalidad.

En la cámara baja tenemos en primer lugar la discusión del divorcio dando tonos polémicos al período en que el señor Olivera, con ruidoso empuje habló alto, recio y bien, como los doctores Barroetaveña, Pinedo, Martínez, Pérez, Balestra y Argerich, no obstante habérselas con adversarios tan temibles como el obispo Romero, los doctores Padilla, Galiano y Avellaneda. El proyecto no pasó.


Se sancionó la reglamentación contra el juego, proyecto del señor Varela Ortiz, en que se prevé con fino conocimiento los males de la lotería y del azar, multándose con 1.000 pesos y seis meses de arresto a los contraventores, ocupantes de garitos, empleados o huéspedes de casas de juego, etc., etc.; pero dejando en pie las instituciones consentidas del hipódromo y de la lotería nacional, gallardamente incorporadas a nuestras costumbres.



El señor Pérez(Enrique S.) con la exposición nacional de lechería, Gouchon y Bollini sobre la erección del palacio de justicia; y por último, Victorica, Pinedo, Capdevila, Vivanco, Varela Ortiz, Orma, Lagos y Echegaray mandando levantar un monumento a la memoria del doctor Alcorta, el que probablemente, como todas las sanciones legislativas que se proponen reparar injusticias póstumas, no se erigirá ni en diez años más.






De injusto debería tacharse el que dejáramos en el olvido lo que la labor de diputados y senadores debe al Poder Ejecutivo. No tuvo éste grandes iniciativas,-condición fatal de todos los gabinetes, salvo honrosas y contadas excepciones- pero más fue lo que le criticaros que lo que para él representaba una ayuda. Bastará recordar lo que hemos insinuado sobre las palabras del Dr. Castro y la actitud contemplativa del ministro de obras públicas. Se ayudó poco a los ministros, tal vez porque los ministros no dieron ocasión de que se les ayudara. ¿Quién tuvo, por ejemplo, ocasión de juzgar alguna idea del Dr. Fernández? Roca y quienes le ayudaron en la pesada tarea de hacernos felices a todos, fueron parcos en proyectos.






Hemos de contentarnos, pues, para finalizar esta larga crónica, con hablar de los tres bebés de la Cámara, verdaderos padres que parecen hijos, según la ocurrencia de un hombre espiritual. Son tres personas de ayer que se han convertido en realidades parlamentarias en el año fenecido: Roldán con su oratoria atildada y académica; Padilla, vivaz y erudito, y Lucero, más pensador que verboso, pero cuya intervención en la ley electoral deja una huella luminosa ... El trío en Palermo, paseando durante una de las últimas tardes calurosas, no despertará en el buen pueblo ideas austeras de debates políticos o sociológicos, seguramente, y ahí van, con su aire de vacaciones, satisfechos con razón ...





Fuente: Caras y caretas 1903 6(223

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