En octubre de 1902 el presidente Julio A. Roca viajó a Rosario para la colocación de la piedra inaugural del puerto. En este viaje sucedieron una serie de situaciones que fueron aprovechadas por la revista para publicar caricaturas alusivas al tema.

Ilustrador: Cao

De Buenos Aires partió la comitiva gubernamental, acompañados por 900 hombres de las tres armas en los buques Patagonia, Maipú, Gaviota, Patria, Espora y Entre Ríos.

Fuente: Caras y caretas 1902 5(213)
Llegados a Rosario, hubo un intercambio de cañonazos entre el buque Libertad y las baterías en tierra, una vez en tierra firme, la comitiva fue recibida por el Gobernador Freyre, se leyeron discursos y luego se colocó la piedra fundamental del puerto, con lo que concluyó la ceremonia.

Fuente: Caras y caretas 1902 5(215)
En un landó el presidente y el gobernador Freyre, seguidos de la comitiva, iban a dirigirse al palacio municipal, abriéndose paso entre la multitud, cuando se produjo un incidente extraordinario: alguien arrojó una piedra al coche del general y sin dar en el blanco, fue a estrellarse contra las tablas del palco improvisado.
“Entre octubre de 1901 y diciembre de 1902. Rosario fue uno de los escenarios principales del ciclo de huelgas que culminó con la promulgación de la Ley de Residencia, que posibilitaba la expulsión de los extranjeros considerados peligrosos para el mantenimiento del orden social. Las huelgas que se desarrollaron en Rosario tuvieron un fuerte impacto social y político, en buena medida debido al hecho de que en octubre de 1901 la policía mató a un huelguista, un hecho sin precedentes nacionales. La notable presencia del anarquismo entre las filas obreras motivó que los socialistas de Buenos Aires caracterizaran a Rosario como la "Barcelona argentina". (...) Se atribuyó a Julio A. Roca haber dicho, en esos días, que en Rosario "hasta las piedras" eran radicales.” (Agustina Prieto. La revolución radical de 1905 en Rosario.)

Fuente: Caras y caretas 1902 5(213)
Ilustrador: Giménez


Fuente: Caras y caretas 1902 5(213)
Este hecho no empañó la fiesta y la recepción en el palacio municipal fue solemne y concurrida, el intendente Lamas recibió al presidente con un buen discurso, el cual fue respondido por el general Roca.
Fuente: Caras y caretas 1902 5(215)
La Asociación Popular del Puerto distribuyó 9000 kilos de carne y pan a una muchedumbre de gente humilde reunida en calle Buenos Aires, entre Córdoba y Rioja.
En alguno de los discursos que pronunció el presidente Julio A. Roca en su estadía en Rosario ofendió a la comunidad española, siendo la segunda ciudad más importante de la Argentina, después de Buenos Aires, en cuanto al número de residentes españoles. Vale la pena citar el párrafo del discurso de Roca que jugó de detonante para el descontento de la comunidad española:
Decididamente los genios y hadas que rodearon la cuna de la República de Washington no fueron los mismos que presidieron el advenimiento de las democracias sud-americanas. Los fieros conquistadores cubiertos de hierro que pisaron esta parte de América, con raras nociones de la libertad y del derecho, con fe absoluta en las obras de la fuerza y la violencia, eran muy diferentes de aquellos puritanos que desembarcaron en Hymouth sin más armas que el Evangelio ni otra ambición que la de fundar una nueva Sociedad bajo la ley del amor y la igualdad. De ahí que las repúblicas latinas necesiten mayor suma de perseverancia de juicio y energía para lavar su pecado original, asimilarse las virtudes que no heredaron, formar una nueva educación y constituirse definitivamente.
El contenido de este discurso presidencial generó el rechazo de los miembros de la colectividad española de todo el país, y resulta sugestivo que no fuera rectificado ni por el canciller ni por el presidente argentino, quienes restaron importancia al polemico texto.

Fuente: Caras y caretas 1902 5(214)
Ilustrador: Cao
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