Los lecheros protestaban porque querían cobrarle un nuevo impuesto: el de sisa, un impuesto indirecto que se obtenía menguando las medidas generalmente hasta una octava parte, en el caso de la leche echándole agua. Adam Smith, en su Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, menciona este impuesto.
Los lecheros sostenían que tenían motivos para quejarse porque "les suprimieron el reparto ecuestre, les cobraban todo género de contribuciones y además pretendían aumentarles sesenta pesos más al año por el análisis de la leche".
Los lecheros sostenían que tenían motivos para quejarse porque "les suprimieron el reparto ecuestre, les cobraban todo género de contribuciones y además pretendían aumentarles sesenta pesos más al año por el análisis de la leche".
Esto colmó la paciencia del gremio y escribieron una proclama: "El cobro del impuesto municipal de sisa ha puesto término a nuestra paciencia. Somos los que más pagamos y que peor se nos trata. Si continuamos con los brazos cruzados vendrá un día en que nos será imposible ganarnos la vida honradamente. Hay que reaccionar, hay que dirigirnos a las autoridades, hay que ponernos en estado de defensa"
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