viernes, 27 de febrero de 2009

Dijo ...

El padre Grote, en Las huelgas (1902), pág. 5:
Las huelgas no pueden considerarse como proscritas en general por la religión católica: 1. Porque el carácter turbulento, subversivo y violento con que muchas veces se presentan, no arguye su intrínseca malicia sino sólo el exceso en el modo. 2º. No las condena la encíclica "Rerum Novarum" a). Porque las palabras que se citan para probarlo, bien traducidas, indican, al contrario, que puede haber motivo para huelgas; b). Si las llama un mal, es, como se prueba por el texto, por los perjuicios que causan y el peligro de degenerar en movimientos subversivos; c). No incita á la autoridad pública á reprimirlas con la fuerza, sino á prevenirlas con oportunos remedios. 3º. No existe ley ó precepto positivo cristiano que prohibe las huelgas.
Se trata de una serie de artículos que llevan por título Las huelgas, y cuyo autor es el presbítero Federico Grote, ligado a las experiencias sociales, fueron publicados en 1902 en la Revista Eclesiástica del Arzobispado de Buenos Aires.
El padre Grote, de la Congregación de los Padres Redentoristas, fue un hombre clave del movimiento social católico en Argentina. Nació en 1853 en Munster de Westfalia, Alemania, y se ordenó sacerdote en 1878. En 1884 llega a la Argentina luego de haber vivido cuatro años en Ecuador.
Forma parte de un catolicismo de acción, es decir, aquel que no se comprende en el interior del templo, sino que busca insertar su acción en el nivel social. La publicación, en 1891, de la encíclica "Rerum Novarum" por el Papa León XIII, en la cual se insiste sobre la "cuestión social" y la necesidad de mayor presencia de los católicos en el mundo obrero, le permite crear en 1892 los Círculos de Obreros en Buenos Aires y extenderlos a lo largo y ancho del país.
En 1912 el Padre Grote es obligado por el arzobispo de Buenos Aires a renunciar a la dirección de los Círculos.

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