viernes, 20 de febrero de 2009

Dijo ...

Augusto Bunge en La inmigración después de la guerra, publicado en el Boletín del Museo Social Argentino, t. 8, pág. 34:
No me preocupa como inmigración no deseable el ahora tan traído y llevado fantasma de los agitadores. Si por agitadores se entiende elementos de verdadero desorden, ninguna influencia pueden tener cuando y donde el pueblo trabajador se encuentra en condiciones relativamente satisfactorias de vida y goza de las libertades fundamentales de asociación y propaganda. En cambio, si estas condiciones no existen, los agitadores brotan espontáneamente del seno de la masa sufriente. Porque el hombre es cada vez menos una bestia de carga. Está aprendiendo a pensar.
Y si por agitadores se entiende a los hombres impregnados en el espíritu de la nueva vida que la humanidad quiere forjar de su propio dolor, sean bienvenidos! Porque son los mensajeros del ideal fecundo, que mueve al hombre a no sentirse jamás satisfecho, a querer siempre superarse a sí mismo, y a mejorar sin cesar las condiciones de existencia.

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