sábado, 22 de noviembre de 2014

Elecciones a diputados en 1905


Las parroquias de Monserrat y San Carlos tuvieron en julio de 1905 la fortuna de elegir dos diputados al congreso. Los elegidos también la tuvieron, por que de no, es seguro que no hubieran tenido electores, máxime en esta época nefasta en que nos permitimos el lujo de vivir cuando está todo ugartizado.


Pero lo que ha venido a ser interesante en las últimas elecciones, ha sido la ingerencia de La Plata en la política nacional.



Tranquilos y confiados en su éxito estaban los republicanos. Los carteles que andaban por ahí con el retrato del doctor Cullen asegraban que tenía más de mil votantes; pero en mal hora, se le antojó al doctor Antonio Feroz, como le llaman los ugartistas, y Piñeiro como le llaman los amigos, dar una conferencia en el Victoria, donde con mucha gracia, y como médico alienista aseguraba que Ugarte era un loco a grande orquesta. Como se comprenderá fácilmente dado el carácter quisquilloso del mandatario platense, la clasificación científica del doctor Piñeiro lo puso fulo, y como además aseguraba éste que el tratamiento para curar de su locura a Marcelino era el de encerrarlo, tamaña ofensa no podía quedar impune, y ya que no podía dar su merecido al atrevido galeno juró vengarse del candidato republicano. Así fue, el moderno tata Dios lanzó en la parroquia de Monserrat conocidos agentes electorales, los que provistos de la consabida valija y dispuestos a sobornar conciencias, hicieron faltar a su compromiso a más de doscientos votos de los que se habían comprometido por el doctor Cullen. Y en Monserrat, valuarte del republicanismo, allí donde en anteriores elecciones la llevaron robadas éstos, Ugarte consiguió una gran victoria haciendo que tales elementos votaran por el candidato contrario, el señor Lanusse.


En San Carlos, la elección fue tranquila. Con anticipación se sabía que el triunfo sería del doctor Meyer Pellegrini, porque su contrincante el ingeniero Fierro había hecho anunciar en grandes carteles que él no compraba votos, lo que será muy honroso, pero no práctico para ganar elecciones.


En Monserrat, a las doce del día, andaba la muchachada recorriendo los comités y dispuestos a votar por el candidato que diera más ... seguridades, y en último caso hasta vender su alma al diablo ... y en Monserrat el diablo ya sabemos quién era.


Además el triunfo del señor Lanusse se debe más que a los votos de los ugartistas, a los carteles que con profusión hizo fijar en todas las esquinas de la circunscripción 13. En ellos decía: "El civismo se ha dado una cita de honor. Votad por la candidatura de don Antonio Lanusse" y como es natural fueron muchos los que concurrieron a esta cita.


Alas cinco, cuando el éxito proclamaba al señor Lanusse, los ugartistas se trasladaron en triunfo al domicilio del gobernador, donde con acompañamiento de champagne y los hurras de práctica vivaban al que de hecho y derecho quedaba consagrado el tata Dios de la política, título este que nadie podrá disputar al doctor Ugarte, pues como tata, lo es de muchos hijos políticos y como Dios está en todas artes y en ninguna, según los vientos políticos que corran.


Con respecto a la acusación que por su ingerencia en la política nacional le ha hecho un señor Vitón, estamos seguros de que saldrá absuelto. No han de faltarle amigos que le echen una manita, ni diputados que elaboren una ley que le sirva de salvavidas. ¡Y no hay que hacerle, estamos en el siglo de Ugarte!




Fuente: Caras y caretas 1905 8(355)

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